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Inicio / Cuenteros Locales / tallerdelecturavitigudino / PEDRO Y LEO CORREN UNA AVENTURA

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Pedro y Leo son dos hermanos de 8 y 11 años. Viven en un pueblecito pequeño, donde casi siempre están en casa de sus abuelos porque sus padres trabajan.
Aunque son hermanos, no se parecen nada, ya que Pedro es alto, rubio, guapo, inteligente, alegre y simpático, le gustan mucho las aventuras y practicar atletismo.
Sin embargo, Leo es flaco, bajito, pelirrojo, patoso y feo, pero muy gracioso, es un poco trasto y le gusta leer cómics y viajar. Lo que más le gusta, como a su hermano, es correr aventuras juntos.

Un día, al atardecer, estaban aburridos y de pronto se les ocurrió una idea, ir a dar una vuelta por el bosque que hay a las afueras del pueblo. En ese bosque, está prohibido entrar, porque dicen que hay un diablo muy peligroso, así figura en un cartel situado a la entrada del mismo.

.- Leo, se me acaba de ocurrir una idea, ¿te apetece ir al bosque a dar un paseo?
.- Pedro, en ese bosque no se puede entrar, ya sabes lo que cuenta todo el mundo.
.- Ya, pero nadie se va a enterar.
.- Está bien, iremos, ya hace mucho tiempo que no corremos una aventura. Pero... ¿Qué le diremos a los abuelos?
.- Le diremos que estamos aburridos y que vamos a dar un paseo por las calles del pueblo.

Así lo hicieron, sus abuelos le dijeron que no se entretuvieran demasiado y que volvieran antes de que se hiciera de noche.

Pedro y Leo estaban muy contentos porque siempre habían tenido mucha curiosidad por saber si era verdad lo que contaban del bosque y por fin, podrían comprobarlo.

Prepararon una pequeña mochila con objetos que pensaron les podrían hacer falta y se fueron.

Cuando llegaron al bosque empezaba a oscurecer, Leo sacó dos linternas de su mochila para poder caminar. Se encontraron con dos caminos diferentes y decidieron separarse, uno por cada lado.

Después de mucho caminar se encontraron cada uno con un diablo. Se llevaron un gran susto, sobre todo León, porque el diablo le mordió una mano y comenzó a sangran abundantemente, se vendó la mano con un papel que sacó de la mochila y se escapó muy deprisa, no dejó de correr hasta que no llegó a la salida del bosque,donde decidió quedarse a esperar a su hermano.

Pedro se encontró con otro diablo que no le atacó ni le dijo nada pero fue tal el susto que se llevó, que salió corriendo. Se encontró con gotas de sangre y las fue siguiendo hasta que llegó a su hermano, que estaba sentado bajo un árbol llorando por la herida.

Decidieron salir de allí corriendo e ir a la estación de autobuses para regresar a casa lo antes posible, ya era noche cerrada, y Pedro y Leo estaban muy asustados.

Llegaron a casa y sus abuelos estaban muy preocupados, al ver a Leo que tenía una herida lo llevaron enseguida al hospital. El médico le preguntó qué le había pasado y al decirle que había sido un diablo del bosque, llamaron a la policía. Se presentó Óscar, el padre de los niños que era policía, con un compañero, se fueron al bosque para ver si encontraban a los diablos y después de seguir las huellas no encontraron nada.

La leyenda cuenta que los diablos sólo se ven por la noche y en presencia de niños, así que decidieron esperar hasta el día siguiente.

El padre se vistió de niño para investigar, esperó a que se hiciera de noche y volvió al bosque, donde colocó una trampa, en la que cayeron los dos diablos.

El diablo malo se convirtió en bueno y para celebrarlo organizaron una fiesta en el bosque, y repartieron regalos a todos los niños del pueblo.

Pedro y Leo estaban muy contentos porque todo había acabado bien, le pidieron disculpas a sus abuelos por haberles engañado y prometieron no volver a hacerlo nunca. Desde entonces, nunca más engañaron a nadie.

FIN

Este cuento ha sido creado por Alba Ballesteros, Erika Alejandra, Victoria Almendra, Celia Calles, Silvia Hernández, Gabriela Verchova, Carla Seisdedos, Virginia Verchova, Marcos Martín y América Sánchez que forman el taller de lectura de Vitigudino (Salamanca) dirigido por Raquel Bernal Villoria

Texto agregado el 11-12-2012, y leído por 214 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
11-12-2012 En general los aventureros clásicos se ven obligados a correr la aventura por un fin mayor (Valores como Honor, solidaridad, amor, heroísmo, etc.) El aventurero por "curiosidad" o aburrimientoestá condenado a pedir disculpas como parte de la moraleja. NeweN
 
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