Después de aguantar a Zapatrampas, a los bancos de ladrones, que no de peces (aunque si de pescadores a río revuelto), Rajois, leyes del tabaco, jazztelles, hidroeléctricas subvencionadas, etc...; resulta "de que" la única puta ley que se respeta en la patria de la estupidez (a partir de ahora la nombraré como Eppáña), es la ley del tabaco, vulgarmente conocida como "Ley Hijadeputa contra los consumidores de tabaco y otras hierbas mal vistas"; puedes defraudar a Hacienda, todos te darán una palmadita en la espalda, al darse cuenta de que les estás robando te dirán en Eppáña que que bien te lo montas, pero si "te se ocurre" atravesar el umbral de una discoteca a las 4 de la madrugada con un pito apagado en tus labios, todas las miradas se dirigirán hacia ti con un gesto de reproche y el segurata de turno, no siendo mi amigo que es un tío legal, te dira textualmente: "Perdone caballero, pero aquí no se puede fumar", mientras mira repeinado hacia la punta de tu cigarrillo enhiesto y apagado; vamos lo que te decía, Eppáña y los eppañóles.

Bueno después de toda esta introducción somera y exquisita (en el sentido brasileño y en el español), vamos al trigo que dijo Rodrigo; un ser desconocido por el gran y pequeño púbico, perdón público (en que estaría yo peneando, perdón pensando), tuvo la alegre y estúpida idea , apoyada por nuestros ilustres ignorantes, los antónimos de Jovellanos y César, de inventar o aplicar en Eppáña los cigarrillos que se apagan.

Que se pare el mundo, ¿donde está ese Nobel?, ¿donde su hermanito pequeño El Príncipe de Asturias?, ¿donde el Oscar al más "hijoeputa"?, que diría un latino de Las Américas (otro día os cuento el del eppañól que le decía a unos dominicanos "es que vosotros los latinos",..."Gelipollas", digo yo).

Además de pasar más frío que un cosaco, estar bebiendo más vodka que otro, para calentarse en nuestros guetos, ahora tampoco podemos fumar con tranquilidad, el hijoputa del "pitu" (dizse así en Asturies) apágase en cuanto y sal de la polla (perdón por el exabrupto pero me caliento cuanto más me enfrío a la puerta del Patio de la Favorita, donde me tienen que apretar un botoncito para coger mi dosis de nicotina, no vaya a ser que a las cuatro de la mañana venga una criatura gateando y se saque un Marlboro CORE FLAWOR).

¿No le podían haber puesto Rajando y Zapatrampas un botoncito de off para que se apague cuando yo quiera, que pago mis impuestos religiosa y agnósticamente?

En fin Eppáña, ej lo que hay.


Aguilagris fumando en pipa.

P.D:: Me dejo lo de los robos y robots para otro día jazztéllico.