“Un día parece que tu vida era casi perfecta, pero cuando despiertas al día siguientes te encuentras que tu vida se desmorona más fácil y más rápido de lo que la puedes volver a armar”. Así pasó. Al principio eran sospechas. Pero con el tiempo, poco a poco todo fue cambiando. Para llegar a esta angustia que me aprieta el pecho. Faltan 3 días para mi cumpleaños número 35 y la verdad que nunca esperé un “regalo” como este. La soledad. Encontrarme una vez más conmigo misma. Esta vez junto a dos hijos. Los que permiten que me levante día a día. Los que permiten que viva el día a día. Hoy, después de 46 días, decido expresar lo que siento. Vivir mi duelo de esta manera. Escribiendo, descargándome, desahogándome, queriendo gritar. Pero no puedo. Los demás me dicen que debo ser fuerte. Pasé por cosas peores que estas y logré levantarme. Pienso levantarme de ésta situación también. Escribirles a mis hijos me hace bien. Poner en palabras mi silencio y mi dispersión es lo más justo para ellos. Aunque a veces me sienta inmóvil por semejante injusticia.
Leo “Bienvenido dolor: una invitación a desarrollar la VOLUNTAD de ser feliz” de Pilar Sordo, una psicóloga chilena. Voluntad. Nunca pensé que iba a ser una palabra tan clave en mi vida. Tan pequeña, pero tan significativa. Voluntad de querer seguir viviendo, de querer seguir luchando. Porque sí, en esta vida vine para demostrar que soy una luchadora. Y yo que creí alguna vez que vine a esta vida a ser líder. Me equivoqué. Hoy me doy cuenta que algunas decisiones significan sacrificio y dolor. Como en la antigüedad, donde se sacrificaba lo mejor para lograr tener un mayor beneficio en el futuro. Como los indígenas que sacrificaban personas para pedirle a sus dioses que venga la lluvia para tener mejores cosechas. "Todo por algo pasa""después viene algo mejor". Frase muy escuchada por estos días. Te espera algo mucho mejor. Pero mientras tanto, tengo que atravesar esta pena. Este dolor. Sola. Porque en un principio todos te dicen: “para lo que necesites estamos…”; “no estas sola, nosotros te apoyamos…”; y “mañana paso para ver como estas…”. Y nadie viene. Y nadie llama. Y llamás y resulta que están todos ocupados. Claro, porque sus vidas siguen. Pero la mía se paralizó. Y por más que trate de escaparme y mantenerme ocupada, mi vida no es la misma. Es un karma que llevo conmigo. Mi historia se repite una y otra vez y siento que no avanzo, que sólo estoy circulando en redondo, para volver a pasar una y otra vez por los mismos lugares que pasé antes.
Nunca me esperé un engaño de casi un año. Aunque me lo veía venir. Creo que me confié, pensando ilusamente, que nunca sería él capaz de hacerlo. Y cómo dolió!!!. Lo único que atiné a hacer, fue a actuar con inteligencia. A no arrebatarme y hacer cosas impulsivamente. Traté de estar siempre lo más serena posible. Pasé por dolor, rabia, desilusión, desesperación y frustración…todo en un mismo día. Y, a veces, me sigue pasando. ¿Cómo tomar el control de mi vida?. Parece que octubre es un mes fatídico para mí. Todas las cosas negativas de los últimos 5 años, me han pasado en octubre. Hoy, mi hijito se fue muy feliz a dormir cenar y dormir con sus abuelos, como lo hace desde hace 2 años. No me permito cambiarle su rutina. Una vez más elijo protegerlo de mi dolor. Que no lo toque, que no lo roce, que no lo perciba. Hoy, también elijo, dormir con mi niña. Tan chiquita y a la vez tan inocente de los errores de los grandes. Del gran error que cometió su papá. Elijo dormir junto a ella sin que lo sepa. Siento que si duermo a su lado, me voy a sentir más acompañada, y a la vez mas aliviada para empezar el día de mañana. La amo tanto, la soñé nena desde cuando estaba en mi panza. Su hermanito la predijo. Su sonrisa con contados dientes, me ilumina la cara. La necesito. El día de mañana se lo voy a agradecer. Así como también los innumerables abrazos de mi hijito. Mi primogénito. El primero me hizo madre; la segunda, me hizo valorar que merezco este título de madre en la vida. Me esperan 17 de soledad....
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