¡Oh, muñeca mía! Muñeca lisérgica, has caído desde un abismo insondable... Tienes retraído hasta el ombligo Te beso las mejillas, desvaídas como el otoño Tu pulso es tan frágil... como el brazo quebrado que nos sostiene. Y la disolución de nuestras mentes Y nuestra llama arrancada del fuego. Será duro caminar otra vez como sonámbulos ensuciando el hormigón y la lluvia Será duro despertar sin memoria pero conozco el amanecer de tus labios.
Texto agregado el 09-12-2012, y leído por 265 visitantes. (4 votos)