Con su temblor de años
sus pasos de hormiga
apenas hablando
con look de vereda,
Don Villalba en la puerta
miraba y reía.

Los trompos bramaban
tronera y puasos
piolines gastando
royendo los días
de infancia prendida
de dedos rojizos
peladas rodillas.

La calle regada
sacaba a la puerta
la silla, la pava
el mate, la peperina
los criollos, las tortillas
las charlas, las risas.

La tarde llegaba
descansa en la esquina
mi calle de niño
se queda dormida
en recuerdos de alivio,
pintando los días
en casa de amigos
lamiendo la infancia
se esta bien tranquilo.

Doña Beba, Don Pepe
Garzón, los Llanes
La Tita, Perico
Modestino, los Arce
tantos recuerdos
mateando la tarde,
el tiempo se queda
la vida se aleja
y vuelven los años
a ser esa angustia
en saludos casuales.

Una pelota rodando
un carro de arena
bicicletas silbando
un perro a un auto
corriendo sus ruedas
ladrando y ladrando;
recuerda la pena
por donde estaba
con dura certeza
resuena por tanto
lo lejos que andaba.

Nostalgia de hombre
volver a su barrio
porción de mi cuadra;
mi calle América
está bien guardada.