diariamente se levantaba antes del alba... contaba con mas de noventa años y sentía que los pies se agotaban... como un auto con restos de gasolina... ante esto, sonreía, pues, sentía que todo tiene su destino y la luz mas hermosa, lo esperaba, mas allá del sol...
después de un paso llega el otro y otro... ese era su diario andar hacia aquel lugar donde estaba la piscina de agua temperada... medía cincuenta metros y siempre estaba vacía a esas horas de la madrugada... los porteros de aquel lugar, siempre adormecidos, lo esperaban con el sueño mas pesado... el tocaba las puertas y de un porrazo, ellos despertaban, sonreían al nonagenario y lo dejaban entrar...
“aquí estamos”, se decía frente a la celestial piscina, solo para el nadador mas viejo de la historia... “ahora te gano carajo”, se dijo... luego, se quitó las ropas y desnudo como una pasa seca, se tiró a las aguas de vida celestial... allí estaba, una brazada, luego otra, siempre acompasada, como su diario respirar... “legué carajo”, se dijo... y vio que a su costado estaba otro hombre, mas joven que él... “!¿oye, quién eres tu?”, le preguntó el anciano al muchacho de ojos celestes y piel bronceada... “cuñau”, le dijo el muchachote... “soy tu cuando joven y estoy a tu lado porque así es este cuento...”... el anciano le miró, pero no se recordaba ni a sí mismo... pero, le creyó... “vamos carajo”, dijo el anciano... y nadaron y nadaron hasta que llegaron a los quinientos metros... cuando llegaron, el anciano miró a su lado pero no encontró al muchacho, por mas que le buscó, nada...
salió de la piscina y se puso una toalla... y cuando pasó por los porteros, ellos le cogieron y le preguntaron quién era él... “¿qué les pasa?”, les preguntó, sorprendido... “¿quien eres tu muchacho y cómo has entrado, acaso no sabes que es un club privado?”... de pronto se dio cuenta que sus piernas no estaban pesadas y sus brazos estaban fuertes y su mirada era clara y su voz, su voz... dios mío... era la de un muchacho... aún así no recordaba ni su nombre... miró a la pared y vio un nombre escrito sobre un cuadro de bronce... “soy amigo del señor Vargas machuca... y me ha dado permiso para entrar...”... lo porteros le miraron, se preguntaron y luego le soltaron... “vallase y no vuelva si no viene con el mismo señor... el muchacho asintió y salió del hermoso club... estaba en ropa de baño y una cubierta, un par de chancletas y nada mas... pero, era un joven y sabía que el mundo era de ellos... miro el cielo azul y corrió hasta perderse en una de las hermosas esquinas de aquel barrio residencial... agotado, se detuvo y una linda joven se le acercó, le preguntó su nombre y sonrió... el mundo estaba naciendo y sus ojos se llenaron de brillo... era un sueño, una realidad, qué importaba si todo es un bello cuento escrito sobre las blancas páginas del instante... |