Demandaré a los cielos y a sus baldes antojadizos
que en la plenitud de la tarde se vuelcan en mi cabeza,
demandaré al viento que deshace secretos y peinados,
demandaré a la noche que se repleta de espectros,
demandaré a los mares que se atragantan de tragedia,
demandaré a los sueños porque no se hacen realidad,
demandaré a la vida que me late en las entrañas sin
garantía alguna ni aval que me asegure para siempre.
Demandaré al vino, que me hace llorar de pena y contento,
demandaré a los viejos por dejar que las arrugas y la pena
avasallaran sus almas de seres honestos,
demandaré a la música por siempre tañerme la nostalgia,
demandaré a los sabios y hombres de letras
por morirse egoístamente con sus creaciones,
demandaré al día, por recordarme que igual vendrá la noche,
te demandaré a ti, por sonreírme desde las sombras.
Demandaré a los que demandan sin tener razón alguna,
demandaré a los pájaros, simplemente por envidia,
demandaré a mis vísceras, y a este corazón mío tan inconsecuente
por dejarse extorsionar por lo que me llevará a la muerte,
demandaré a la parca por no tener objeto
llevarse a los vivos y ser tan perro del hortelano,
demandaré a mis dedos, que no se cansan de obedecerle
a mi locura…
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