No me dejes caer, solo hazme volar una y otra vez hasta el amanecer.
No quiero promesas, solo “…quiero que me trates suavemente…”.
Juguemos este juego con las reglas de ambos, yo te doy todo, puedo ir incluso, más allá de cualquier fantasía si tan solo me tratas suavemente.
No será necesaria una promesa de amor eterno, tan solo tus manos rozando mi piel.
No será necesario un juramento de fidelidad, tan solo tus labios tomando mi aliento.
No será necesario demasiado tan solo tus palabras en mi oído dibujando paisajes en mi mente.
Es real solo aquí y ahora, te quiero recorriendo mi cuerpo como queriendo extraer con tus manos mi esencia.
Trátame como si fuera la musa de tus fantasías, que nació en tus sueños y ahora la encuentras desnuda en tu realidad.
Bésame como si mi boca y mi cuerpo escondieran esa respuesta que resuelve el acertijo de la vida misma.
La belleza que observas esta empañada de dudas, mírame a los ojos y muéstrame ese brillo que reluce cuando se observa lo amado, y mi mirada no te será esquiva, será fulminante, y mi belleza será liberada para que la disfrutes.
No tengo nombre ni origen, no soy más que el invento de tu mente haciendo lo que quieras que haga, siempre y cuando recuerdes tratarme suavemente.
Metete en lo más profundo de mi cuerpo y extrae mi fuego como un picaflor libando néctar.
Dame de beber el sabor de tu cuerpo, alimenta mis fantasías pero “trátame suavemente”.
Déjame recorrerte absorbiendo de tu piel su aroma, déjame saborearte hasta el último rincón y tomar la textura de cada parte de tu cuerpo con mi boca. Déjame dibujarte en mi mente con mis cinco sentidos. No interrumpas el juego, solo “trátame suavemente”
Solo 103 noches y podrán ser el resto de nuestras vidas.
El azar nos quiso juntar una vez, y sabemos que el destino puede ser esquivo, cada noche podrá ser eterna o ser instantánea y podría, también, ser la última.
Entonces no perdamos el tiempo en un futuro incierto, no me dejes caer solo quiero volar.