¿Has pensado en matarte? – pregunto Pachi a Malambo, sentados a las afueras del fumadero, donde continuamente iban a encadenarse en la dulce crapulencia de su vicio.
¡Tas huevón¡ contesto, mientras los centavos de su amarillenta mano, se juntaban para ser transformadas en humo.
Últimamente estas pensando en esas cosas- le dijo Malambo, tratándolo de animar. Pero es que esto no es vida- Continuo Pachi. Mira que hemos hecho, tu dejaste tu familia, tus hijos ni te saludan, tus amigos con las gustas te levantan la mano, los parroquianos te temen porque seguramente te acercas a robarle. ¿Y tú? Apuñalo Malambo, de ejecutivo de un importante banco a un indigente ladrón.
¡Es verdad no hemos hecho nada con nuestras vidas pero de ahí a pensar en la muerte¡
¡¡Fuma no más huevón¡¡
Pachi murió ese día, Malambo al día siguiente. La droga los mato, se decían todos en el barrio. Era de esperarse, se acongojaban algunos que a su velorio llegaron. Mas la muerte traviesa y distraída mato a tres pájaros de un tiro.
En la vereda de aquella vetusta calle, un hombre era seguido por la muerte que juguetonamente brincaba tras él. Llorando de pena y dolor, aquel ser se tambaleaba en la fatal mezcla de veneno y alcohol. Se sentó al borde de la pista abrazando su aguardiente, y en la profundidad de su mortal sueño, nunca pudo percibir la vileza de dos sujetos que le robaban los zapatos y la casaca. Mas la muerte incorregible, se encargo de ofrecerles el mortal brebaje, que ellos disfrutaron a grandes sorbos mientras se iban con lo que siempre buscaron.
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