La fiesta estaba ya bastante avanzada y yo llevaba ya un tiempo cambiando de un corrillo a otro con la infructuosa intención de entablar una conversación mínimamente interesante. No había manera, la sensación de tedio comenzaba a abrumarme. Abandoné el patio y entré en la casa, a ver si mi suerte cambiaba. En seguida encontré el remedio perfecto para mi mal de aburrimiento. Un grupo de niños discutía acaloradamente sobre un tema tan conflictivo como el de los superhéroes. Me uní a ellos y al poco tiempo lancé mi pregunta incendiaria: ¿quién es el más fuerte de todos: Superman, Spiderman, Batman…? Tras un primer momento de confusión general, los niños empezaron a tomar partido por uno o por otro y a aportar sus razones, qu eran de lo más variopintas y divertidas. De repente, mi sobrino Carlitos tomó la palabra y dijo que el más fuerte de todos los superhéroes, más fuerte que ninguno de todos los comentados, era la Santísima Trinidad, que estaba constituida por tres personas distintas en una sola…y las tres con poderes mágicos. Creo que este chico debería ir menos a misa.