Me levanto todos los días como una persona común y corriente para realizar mis tareas diarias: ir al trabajo, dejar los hijos en la escuela, las famosas platicas de la mañana con la esposa, en fin un día normal y común como cualquier otro, el problema resulta cuando llego del trabajo y me encuentro con una situación un poco anormal, extraña, nadie de la casa me quiere poner atención a lo que les quiero decir, me ignoran por completo, esos instrumentos los tienen totalmente fuera de orden y totalmente esclavizados.
Al recorrer la casa encuentro a mi esposa frente a la pantalla de TV una figura geométrica de forma cuadrada que se venden en varios tamaños, la que observa mi esposa es de color negro, le muestra imágenes y sonidos que la dejan hipnotizada, al tratar de entablar comunicación con ella parece que las imágenes y sonidos la tienen capturada, los programas matutinos, las novelas, los noticieros, los videos, todo eso parece que la dirige y la controla, cuando le pregunto ¿cómo estás?, ella responde: “bien y tú, después hablamos cuando termine el programa que estoy viendo”.
A mi hijo lo tiene capturado otra pantalla también de color negro y un poco más pequeña, tiene un teclado el cual maneja mejor que una secretaria de gerencia, la ve, la oye, la escucha, habla con la pantalla como si fuera su mejor amiga, su mejor amigo, que información le dará esa pantalla para que lo tenga también hipnotizado; cuando quiero entablar comunicación con él no me hace caso, me aparta de su lado, después ahorita estoy chateando, pero ¿que es eso?, ¿que termino o palabra es?, debería preguntárselo o averiguarlo por mí mismo, ¿debería aconsejarlo en eso?, la pantalla que tiene enfrente de él me gana la partida.
Mi hija esta secuestrada por una pantalla mas chica y pequeña, en este aparato ahora te podes comunicar con otros, ver videos, música, alarma, reloj, cronometro, juegos, todo eso en una pequeña pantalla de vidrio y con colores llamativos, toca la pantalla con los dedos, con las manos, las imágenes desaparecen y aparecen por arte de magia, se coloca la pantalla al oído, una música estridente sale de la pantalla chica, al verme parado frente a ella me dice: “no te muevas”, y una luz relampagueante de color blanco sale de la pantalla seguido de un sonido de “click”; ¿Qué es lo que has hecho?-le preguntó- “te he tomado una foto y luego descargo la imagen en la computadora”-me respondió-definitivamente esa pantalla ha de ser una maravilla, pero ella ahora no escucha nada de lo que quiero hablar, no me escucha para nada, la pantallita de ese teléfono la tiene secuestrada también.
Resignado tengo que decir que mi vida es una pantalla, una imagen difusa o confusa de lo que somos, pareciéramos una familia normal, pero creo que no lo es, todos somos una pantalla de sí mismos, artificiales en lo físico y espiritual, hasta donde seguiremos apantallados con esos instrumentos cuadrados táctiles de cristal liquido y que generan suficiente información como para sacarte de tus casillas, para volverte loco.
Al llegar al trabajo como todas las mañanas, realizo mis actividades diarias, papeles por aquí, por acá, firmas, memos, reportes en Word y Excel, las platicas del día, varios compañeros de trabajo me preguntan y tu familia, yo respondo: “están todos bien, gracias, mi esposa siempre de hogareña, platicamos todos los días, mis hijos siempre obedientes, aplicados en el colegio, siempre que necesitan algo nos hablamos, son una familia bien estable y comunicativa”. En mis adentros pienso pero si mi familia esta secuestrada e hipnotizada por las pantallas, como puedo mentirle a la gente de esa manera, reparo y llego a la conclusión que yo también tengo una pantalla enfrente, solo que no es cuadrada y de color negro, mi pantalla es aparentar algo que realmente no es, esa es realmente mi pantalla.