Era navidad y entonces tiempo prefecto para visitar a familias desconocidas porque en nuestra cultura, en los hogares, se elabora un flan de maíz al que llaman natilla y lo sirven con buñuelos. También si la posición económica es holgada se hace mistela, se sacrifican cerdos, pavos, se hacen desamargados y colaciones. Entramos a casa de una señora ya de unos sesenta. Había allí un hombre cuya edad podría estar entre los treinta y cuarenta. Ni nos volteó a mirar y, en cambio, vimos que permanecía agachado todo el tiempo jugando con los cordones de sus zapatos. Doña Inés nos dijo que era autista. En Álvaro yo vi que su mirada tenía el tinte de mi esposa cuando juega solitario o Mahjong en su computador y yo llego del trabajo y ella parece no notarlo y por ello ni me saluda ni me sirve el almuerzo. Ella parece autista.
Escogí un manojo de palabrotas y me acerqué a Álvaro y se las dije en el tono más parecido a un enojo. La familia de él, toda presente, se extraño. Álvaro volteó a mirarme y me dijo- Estoy jugando Vhrohn. En realidad sólo espero que mi tiempo de estadía aquí se termine y morir. Por un error estoy con un compañero en este planeta.- Dejó de mirarme y siguió jugando Vhrohn que debe ser el Mahjong que juega mi mujer. Su familia irrumpió en llanto porque nunca habían visto que Álvaro hablara, es más lo creían bobito y mudo. En cambio a mí me pareció que estaba frente a un ser con una inteligencia cien veces superior a la mía y que por ello el diálogo no le interesa. Vinieron imágenes de un video en donde a un autista le pasean en helicóptero por una ciudad y al bajar toma un carboncillo y, sobre una pared, dibuja un mural en donde está cada detalle del recorrido. Verificado el mural con el recorrido se asombran que el mural tenga detalles insospechados. Los autistas podemos ser nosotros.http://elsolonline.com/noticias/view/172036/un-chico-autista-de-14-anos-tiene-el-coeficient e-intelectual-superior-al-de-einstein