Nació en esta ciudad de los reyes el 25 de enero de 1725, en la opulenta mansión de su padre don Martin de Olavide, su madre fue doña Mariana de Jáuregui, recibió sus primeros conocimientos en el colegio de san Felipe y luego en el real san Martin, tenía un entendimiento sublime y precoz en su desarrollo, que aplicado al estudio y sin dejar que nadie lo sobrepasara, obtuvo el bachillerato y licenciatura de jurisprudencia en la real y pontificia universidad de san Marcos, siendo inmediatamente nombrado abogado de la real audiencia, igualmente obtuvo el capelo y las borlas de doctor en sagrados cánones.
Por su desembozado espíritu renovador, su ideología nobilísima, cobro muy pronto fama de ateo e impío, en 1746 al producirse el terrible terremoto que troco Lima en informe hacinamiento de ruinas, Olavide experimento la terrible desgracia de perder en tan tremenda conmoción terrestre a sus 2 padres y una hermana, que fueron sepultados en momentos que abandonaban la casa del conde de Villanueva del Soto, después de esos aciagos momentos acallando su dolor, dedico sus mejores energías a salvar victimas del movimiento telúrico, prodigar socorro y toda suerte de cuidados a los caídos.
Olavide por encargo del virrey conde de Superunda, en calidad de comisario empezó y dirigió la ardua tarea de la reconstrucción de Lima, edifico entre otras cosas un magnifico teatro, por este hecho es acusado de dilapidar los fondos que se le confiaron, el embuste hallo eco en España y por real orden de Fernando VI, se vio obligado Olavide a trasladarse a España, donde fue suspendido de sus empleos, cargos y comisiones, compareció para establecer la verdad sobre las acusaciones de impío y malversador que gravitaban sobre él.
En Madrid no se le hace justicia y se le encarcela, privándolo de todo honor y se le obliga a pagar crecidas sumas, por motivos de salud es trasladado a Leganés y allí conoce a la muy rica viuda doña Isabel de los Ríos con quien contrae matrimonio, la fortuna de su consorte le permite recuperar su libertad y llevar una vida dispendiosa, se traslada luego a París y se hace intimo amigo de D Alambert y Diderot, celebres enciclopedistas, alterna con la aristocracia y visita el salón del duque de Choiseul, así como los de madame Dudeffand y madame Geofrin, en ellos conoce a Buffon, al abate Prevost, a Fontanelle, a Rivarol, a Boucher, a Greuze y luego se hace amigo del gran Voltaire, quien en una de sus cartas le dice “ sería de desear que en España hubiera 40 hombres como vos”.
Luego de unos años regresa a Madrid y su casa se transformo en el templo de las modas, salón de discusiones literarias y filosóficas, un cronista de la época da los datos siguientes “allí los magnates, los extranjeros opulentos, los diplomáticos y altos funcionarios concurrían con frecuencia, a honrar los brillantes festines del joven americano y presenciar las operas y zarzuelas que se representaban en su elegante teatro, construido dentro de su propia casa.
Don Carlos III nombra a Olavide asistente de Sevilla, intendente general del ejército de los 4 reinos de Andalucía, superintendente de la colonización de sierra Morena y administrador de todos los bienes de los despojados jesuitas de Andalucía, Extremadura y la Mancha, cargos que evidencian la elevadísima situación que conquisto, en ellos demostró su extraordinaria aptitud, inteligencia, iniciativa y poder organizador, así como una voluntad tensa, firme y pronta.
Sierra Morena era estéril y pobre, lo trueca en un rico vergel y lo puebla de 10,000 familias, pero intrigas mezquinas dan con Olavide en la cárcel del santo oficio, se le confiscan sus bienes y se destruye su palacio y biblioteca, se le declara hereje positivo y formal miembro podrido de la religión, por haber conocido a Voltaire y a Rousseau, por tener cuadros obscenos, también por haberse hecho retratar con una estampa en la mano que representaba a Venus y a Cupido, muchos dicen haber escuchado que dijo que san Agustín era un pobre hombre, se le acusa también de haberse opuesto a los votos de perpetua castidad, otra acusación es haber prestado fe a las herejías de Galileo y Copérnico, por haber llevado una vida licenciosa y pagana, tales acusaciones por su contenido se vislumbra claramente que provenía de varios eclesiásticos, entre otros fray Eleta que era confesor del Rey.
La sentencia lo condena a la perdida de todos sus empleos y la perpetua incapacidad de lograr otros nuevos, a él y sus descendientes hasta su quinta generación, el destierro perpetuo de España y el Perú entre otras terribles penas; Olavide emigra a Francia donde es recibido victoriosamente por Marmontel y Roucher, que le prodigan elogios y la convención Francesa lo declara “ciudadano adoptivo de la republica Francesa” pocos años después es perseguido por los revolucionarios galos, durante su odisea en Francia compuso la obra “el evangelio en triunfo o la historia de un filosofo desengañado”.
En 1798 vuelve a España donde es rehabilitado, fatigado por la vida llena de contrastes y aventuras se retira a Baeza cerca de Guadalquivir, dedicando su ancianidad a la traducción de los salmos de David y a la composición de 24 cantos que integran sus “poemas cristianos” en 1803 se apaga la vida azarosa de Olavide.
Olavide fue hijo de su época y uno de los hombres que produjo el Perú, con extraordinarias condiciones de triunfador, un gran tipo señero, su obra intelectual habría sido valiosa si hubiera logrado evadirse a tiempo de la turbulencia que agito sus mejores horas, fue Olavide el limeño de mayor personalidad que produjo la colonia, como nota bibliográfica diremos que su volumen “el evangelio en triunfo o la historia de un filosofo desengañado” fue objeto de numerosas versiones y multitud de ediciones en castellano, se dice que existían 11 en la biblioteca nacional, como nota final diremos que la mansión donde nació Olavide fue sustituida por un edificio de acero y cemento, el edificio Wiesse que llevaba como recuerdo una hermosa plancha de bronce con la siguiente leyenda:
“D Pablo de Olavide tuvo aquí su morada, fue su genio precoz y pronta su gloria, tuvo una existencia tormentosa, rodeada de pruebas crueles y sonoros triunfos”
Lima 1725 ----- Baeza 1803
Al describir la vida de Olavide me parece escuchar como un lejano eco, un verso de un poema de Goethe.
“todo eso lo dan los dioses
Los infinitos dioses, a sus favoritos
Entero, todas las alegrías
Las innumerables alegrías
Todas las penas
Las innumerables penas
Todo entero”.
|