A veces, en mis ratos de soledad, los recuerdos ahogan mi silencio, porque un recuerdo puede ser tan fugaz como el pestañeo de un ojo, o tan perpetuo como la herida que una mujer deja en tu corazón. Puede hacer que te diviertas, o al contrario, hacer que te hundas en la más vacía de las tristezas. Un recuerdo puede ser un palabra, o aquella imagen que jamás olvidarás, porque un recuerdo puede hacer que eches la vista atrás, y chocarte contra el muro de la estupidez. Por eso un recuerdo puede acabar contigo; es el arma más mortífera que poseemos, si sabemos utilizarla en nuestro favor... Pero saber usarla, es como pintar la luna de verde, convertir lo dorado en plateado...
Así que recuerda: para ser feliz, tan solo hay que olvidar el pasado.