El mejor día de mi vida
fue en el que viniste.
Y los peores,
en lo que por poco te fuiste.
Me hiciste 1000 noches llorar de amor;
me hiciste 1000 noches a rezarle a tu Dios.
Lloré por una mujer,
pero eso no fue lo peor:
tenía el alma ennegrecía por el dolor
y mi corazón estaba cansado,
pero luché con rebeldía,
con coraje y con valor,
y es que había algo que me decía
que algún día lo lograría.
Y bendito el día en el que un ángel del Señor
Se posó a la vera tuya y con sus manos te curó.
¡Bendito sea Dios!
Y eso que soy ateo,
pero, ¿a quien le doy las gracias yo?
Y hoy que siembras felicidad
y se te ve bastante fuerte,
en tu vientre llevas la línea
que separa la vida de la muerte;
que separa la incertidumbre de la certeza;
que separa el hablar contigo
al hablar con una piedra.
Gracias a Dios, o gracias a tu fuerza,
aunque prefiero dar las gracias a la madre naturaleza,
que de mis ojos recibió
las únicas lagrimas que merecen la pena:
las que un hermano arranca del alma
por no vivir una condena.
Y es que son 9 años,
9 años de alegrías y de tristezas
que en el corazón me pesan.
Maldita línea de dolores
que marchitaste nuestros corazones;
que tuviste a todos pendientes,
incluso al más inocente.
Maldita línea,
Que le devolviste la vida,
¡que me diste a quien era mía!,
ya no sé se insultarte,
o por estar en su vientre homenajearte.
Protagonista de su vida,
Que determinaste si se quedaba
O si subía:
¡mira! Mira y date cuenta
que ella está contenta,
que tenemos nuestras manos unidas,
y que nada la romperá.
Y llévatela, maldita línea, llévatela
si es lo que deseas,
pero una cosa está clara:
partiré en 2 el cielo,
teñiré la luna de rojo
haré rugir la tierra
y te achantaré con mi enojo.
Y llévatela, maldita línea, llévatela
si es lo que deseas,
pero una cosa está clara,
y no me gusta amenazar,
pero yo que tu maldita línea
no la volvía a molestar.
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