Me contagió la presencia que despedía su cuerpo
y en el anhelo de hablarte me fui volviendo cobarde,
la timidez del silencio fue la tumba del deseo
donde los ojos se abrieron para completa mirarte.

Se me escapaba en tu nombre la sustancia del hechizo,
la victoria del soldado donde el alma no combate...
El corazón me saltaba como un loco dando brincos
porque la vida es un sueño donde el volar no se sabe.

¿Por qué no quiero el sonido de mi palabra expresiva?
¿Por qué me miro en mi ente y en mi materia sin nada?
¿Por qué no sigo el anhelo del corazón que camina?
¿Por qué el poder no poseo para pisar con mi marcha?

Tal vez no tengo la esencia que se baña en tu perfume
ni la flautita del hombre que cautiva la serpiente,
pero se que soy el barco que navega por las aguas
buscando el puerto ficticio donde leve el inconciente.

Se que soy la ceniza donde el fuego se consume...
se que soy un extraño donde el sueño es conocerte.