La crítica.

No le contesté el teléfono porque no era una mina indulgente.
No hay que hacerle caso a quien con hambre rechaza la merienda.
Yo le di un suspiro, ella me dio la espalda.

Yo no me rendí,
Ella se convirtió en un envase de PVC,
Duro como el silencio que me mantiene erguida.
Aún era el cuento que no quería escuchar
Me miró con esos ojos que solo saben poner los confidentes,
Entonces me venció. Y le conté el secreto de un corazón difamado.


Maldigo tu alma que escuece la mía, Dios de los analfabetos.
Sale humo de un escollo, y yo no lloro.

La rabia,
Aleje su camino de mis pies dolorosos,
Válgase de otra vida, hay almas perdidas que no soy yo.
Arma de los corazones desvalidos.
Con palos marcaré la tierra y te enseñaré a leer.