El olor a tierra y pasto mojados por el refrescante aguacero de verano.
El intento de llegar a la parada del colectivo sin ensuciarse las zapatillas con el barro.
Las cunetas, los charquitos y los yuyos con escarcha en el invierno.
El ladrido de los perros ante el paso del carro tirado por un caballo.
Las bicicletas, el vendedor de helados y el camión de las sandías, todo enmarcado por el arrullador silencio de la hora de la siesta...
La vida es simple, deliciosa...
Texto agregado el 25-11-2012, y leído por 184
visitantes. (4 votos)
Lectores Opinan
26-11-2012
Me encantó! gracias por el recuerdo. Mis estrellas. Magda gmmagdalena
25-11-2012
En la infancia están los cimientos de nuestra memoria y afectos. Borges decía que se escribe desde la memoria y vos lo haz hecho. muy bueno necoperata
25-11-2012
Con pocas pinceladas nos reflejas una bella imagen.
Felicidades. umbrio