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EL SANTO NIÑO APPO

Encontré en la edición del diario “La Jornada” del día 3 de febrero del 2011 una nota que decía: con motivo de la fiesta de la Candelaria los Oaxaqueños llevan a bendecir al Santo Niño APPO (una figura del niño Jesús de Nazaret recién nacido, vestido con ropa guerrillera.) a decir de la nota, al Santoniño APPO se le pedía para que la gente que estaba en las cárceles por el conflicto del 2006 regresaran a su casa con bien.
Lo interesante del hecho radica no en la vestimenta del Santoniño porque según unos, -no importa como vistan a los Niñosdioses, porque al final de cuentas a quien se venera es al hijo de Dios; aun y que para otros se volvió un tema de fondo porque -nadie debe creer que “cualquier hijo de vecino” pueda ser santo. Y por lo tanto para estos, las manifestaciones y ritos callejeros celebrando al mencionado Santo Niño APPO eran desviaciones de la fe.
La polémica arreció cuando el propio Nuncio apostólico declaró que serían excomulgados los partidarios del Santo Niño APPO, a mi juicio esa declaración fue producto de un intento de la jerarquía católica por inhibir la participación ciudadana en las marchas en contra de la Autoridad.
Y aquí viene lo interesante porque un profesor de nombre Luis M. oriundo de Miahuatlán entendió la jugada de los curas y declaró que el Santo Niño APPO iba a hacer el milagro de que Ulises se arrepintiera de haber reprimido a los maestros, (como se ve, pude darme cuenta que en Oaxaca todo es político, hasta Dios. -Según dicho de los maestros). Es decir el mundo en Oaxaca debe tener un origen político.
Y sucedió entonces que más gente participó en política y con entusiasmo vestía a los Niñosdioses con gorra de guerrillero, pasamontañas y botas de campaña mientras lo alababa. –un verdadero milagro porque los docentes no gozan de muchas simpatías entre los habitantes de Oaxaca-
Así pasó el domingo 5 de noviembre durante la séptima megamarcha donde apareció gente del pueblo diciendo que la imagen que llevaban –un Santo Niño coronado con un alambre de púas y embozado con un paliacate rojo-, realizaría otro milagro y sacaría de Oaxaca al gobierno, ¡no lo va usted a creer!; lo haría nada más ni nada menos ¡que con una resortera! Hecho que de lograrse sería más que milagroso porque el gobierno estaba resguardado por más de 2000 mil elementos de la PFP, tanquetas antimotines, helicópteros, aviones espías, y escuadrones de la muerte.
Hoy hay varias versiones de la fecha y forma de su aparición: algunos la ubican en febrero del 2007. Otros dicen que no, que la primera vez que se le vio fue en plena revuelta social en Oaxaca en el 2006 vestido con chaqueta y gorra negra; andaba como uno más de los menores de edad que deambulan por el zócalo, dicen que tendría unos 2 años de edad pero ya corría entre los campamentos de maestros buscando piedras de grava. Los maestros pensaban que era para tirar con su resortera pero el niño se limitaba a lavarlas y amontonarlas, los ambulantes le decían que si no las vendía que ya le parara a su búsqueda sin sentido. Entonces el niño emperrado les contestaba:
-nunca dejaré de buscarlas.
Hay una versión que dice que en la tarde de 7 de julio mientras en el zócalo se discutía cual sería el lema que adoptara todo el movimiento, -que para entonces ya no eran solo maestros sino también gente harta del los poderosos- hubo una gran confusión porque unos querían que fuera: ¡VIVA EL SOCIALISMO!, otros que ¡POR UN GOBIERNO POPULAR!, a la hora de tomar la decisión no pudieron votar porque los comunitaristas pedían que saliera por consenso.
Entonces el niño apareció de nuevo con un cartelito que decía:
¡Muera el mal gobierno!
Y desde entonces el lema del movimiento fue: ¡muera el mal gobierno! Supongo que esto fue antes de volverse santo.
Se sabe que desde el 3 de febrero del 2007 cuando la gente lo santificó bendiciéndolo, hay una Altar en su honor por las calles de López Mateos que lo puso la señora Remedios; otros dicen que no, que el altar está en pleno centro histórico de la ciudad de Oaxaca y que lo puso un profesor al que ya se nombró; ahí con incienso y monedas se piden favores políticos.
Pero muy pocas personas saben de la verdadera historia del Santoniño APPO. Hay muchas organizaciones que se adjudican la verdad: los maestros, pues ellos dicen que llegó a ayudarles con sus demandas, los del FPR Y la CODEP; pues esos gueyes son ateos, y no creen ni en los partidos políticos, y no tienen más Dios que a Stalin, pero hasta eso que les hizo un milagrito y hoy una parte de ellos ya creen; los de la iglesia de los pobres dicen que no había pedo como llegó, lo importante es que ahí estaba y que solo había llegado el niño. Así que cada quien podía vestir al Santoniño como le gustara y le pedía lo que necesitaba.
Preguntando más sobre el asunto, me encontré con la siguiente historia que habla de la probable existencia del niño APPO antes de volverse santo. La historia es narrada en primera persona a pura tradición oral por un viejo culero del escuadrón que anda por las antiguas vías del ferrocarril recitando el poema a cambio de unas monedas. Esta historia puede ser verídica o no; pero de que es real; lo es.
LA VERDADERA HISTORIA DEL SANTO NIÑO APPO:
A finales del 2004 nació un niño del que no se sabe su nombre, ni de dónde vino, la gente que lo encontró dice que ese día no había ni un alma por los alrededores y que el niño envuelto en papel periódico a pesar del frío no lloraba. Eran como las 5 y por la helada mañana no salía ni un perro a asomarse, de manera que el niño se quedo sin Tona que pudiera acompañarlo; así que no habiendo de otra, su alma fue en un terreno baldío cercas de la Ricardo Pérez Hernández donde empezó de morro mientras la yerba mala crecía.
Y sucedió que un tal Jarquín que era cobrador del mercado, como estaba bien parado vino y lleno de ambulantes el baldío, como vendía el piso a 100 varos el día los que no pagaban o era bote o era madriza que la aplicaban los municipales de Chucho Bolas.
Luego entonces el alma para ser libre tuvo que irse por caminos que ni los borrachos quieren andar, caminos por donde duerme la malilla a pleno día y con un Dios complaciente hasta que sucede un crimen y entonces viene la poli y el alma se vuelve temerosa.
Ahí el niño se pasó a vivir con alguien que al tiempo se convirtió en su jefa. Ella le dijo: -a los 7 años te encontré a los 14 te parí, -yo soy tu madre y padre al mismo tiempo, -no tendrás alma pero en mi corazón siempre tendrás un rincón para vivir.
Después de cada redada la jefa se ocupaba de encontrar su alma asustada (no le gustaba, pero a cambio le dejaban sorber el dulce de una naranja) escondidos los dos entre los chamizos del Rio Atoyac la jefa lo barría con yerba de albahaca; tomaba un jarro de barro y le daba palmaditas en la boca mientras llamaba diciendo –ven mijo ven, no te quedes por allí tirado, que haces por ahí vagando en ese mundo de sombras, ven mijo ven, no te quedes por ahí tirado, no andes por allí borracheando, ven mijo ven, no andes por allí penando-. Terminando de llamarlo luego luego, se iba a buscar al pie de alguno de los sauces del rio Atoyac, rascaba la arena húmeda tomaba una piedra: blanca, lisa y pulidita y la entregaba diciendo: -no la pierdas mijo.
Así el niño creció a orillas del río mientras la Jefa lo cubría de ese cielo raso que parecía una barda de agua. A veces el niño enojado regañaba al cielo que se chorreaba con estas palabras:
¡El alma que te parió, parece que no tienes madre!
Y acto seguido, sacaba a la lluvia del lugar que ocupaba la jefa haciéndole casa con plásticos y bolsas de desecho, la jefa siempre a punto de llorar, abandonaba la tristeza, llena de odio y ganas y se iba entre lluvias a trabajar.
Para entonces dormía en los tiraderos de la zona húmeda de la central de abastos, era dueño de un chamizo milenario, terco como una mula, nadie había podido erradicarlo, ni los Caterpillar que socavan sus raíces; ni la ciudad que lo marginaba echándole sus pestes; ni los Presidentes Municipales de Oaxaca que cada tres años prometen sanearlo; ni siquiera el comando de cholos VST22 a su servicio; ni los lideres de locatarios, ni el FALP, ni la COCEI, ninguna de esas organizaciones matracas había podido echarlo; tampoco la corrupción propia de lo viejo; nadie había podido llevarlo a otro lado, ni siquiera los encantadores que le decían al chamizo –conviértete yerba mala y tendrás una vida de frutos.
En el noviembre del 2005 los candidatos del gobierno del cambio prometieron hacer un puente y luego hacer un rio; en un rio limpio y con flores.
El chamizo entonces se sintió triste porque él no daba: ni frutos, ni flores. Eran días fríos que le hacían agachar las hojas pensando que entre tanta flor del gobierno nadie le haría caso y entonces moriría de olvido.
El niño enternecido al verlo, escarbó un poco entre sus raíces sacando algunos gusanos rojos se los comió y luego lo consoló con las siguientes palabras:
-ay chamizo no te agüites; porque yerba mala nunca muere.
Y desde entonces se sabe que los frutos que el chamizo da, son unos gusanitos rojos que los borrachos ocupan para aderezar el mezcal.
Contento el chamizo no se movió, ahí sigue de necio en el mismo lugar, sobreviviendo a Reveriano, a Jarquín y hasta las pájaras malandras. Alrededor del chamizo aun juegan ratas y culebras a comerse unas a otras.
A mala sombra, mientras la Jefa se iba a chambear; el niño aprendía de la riqueza construyendo túneles y laberintos entre montones de naranjas iluminadas con reflejos de sol, eran días de soles y frutos dorados a punto de caducar que milagrosamente se multiplicaban al despertarse, tardes en que jugaba junto con ellos tumbados plácidamente en la zona húmeda de la central de abasto; cientos de soles divertidos entre las arpillas de huacales que se dejaban escurrir entre sus tablas el zumo dorado-anaranjado de una infancia de oro, al menos eso creía, hasta que malició que nadie codiciaba al sol que se pierde con el zumo de las frutas caducadas entre la arena paupérrima del rio Atoyac y además, nadie entendía como él podía atesorar esas tardes doradas que desechan hasta las parejas de enamorados que mejor se esconden entre las bodegas oscuras del deseo; ni siquiera los dueños de los locales que prefieren avariciar el brillo entre cajones escondidos donde nadie los encuentra. Así que se puede decir que eso dio al traste con su idea de la riqueza que se perdió como zumo dorado-anaranjado entre los dedos. Entonces el niño le dijo a la jefa:
-no todo lo que brilla es oro.
En el chamizo, “la jefa enseñaba la colmillos” a todo aquel que se acercara. Con esos modales no muchos pasaban por esa playa, en vano la jefa intentaba que nadie robara el polvo de oro de las tardes de inocencia.
El tiempo pasó rápido, poco a poco con los días al niño se le fue cayendo el pelo del cuerpo, también una costra de sanguaza y mugre, restos de comida y heces de neonato y ya se ponía ropa que la jefa mercaba en la segunda privada de Galeana en el callejón de las pulgas. Era una monada a según unos porque la jefa le ponía una chaqueta Y boina negras, un paliacate rojo y botas para llevarlo a pasear al zócalo.
Al tiempo un viejo culero le dijo: -mijo, los perros abren los ojos a los 4 días, ya es tiempo de que tú los abras.
Crecía rápido y principalmente aprendiendo a cambiar de apariencia por lo de las razias, la jefa lo ayudaba bañándolo cuando las venidas del rio de los cerros de Etla inundaban el chamizo, así fue mejorando en su arte de la omnipresencia; a veces era basura cuando el sol calentaba el lomo de las piedras, a veces ídolo de teporochos con cuerpos mutilados tirados a la orilla de la muerte esperando al tren que les tuviera un lugar reservado. A esos el niño les decía:
-¡ustedes los últimos; serán los primeros!
En navidad la jefa lo vestía de Niño Dios y regalaba naranjas y dulces a los que venían a verlo. Cuando la jefa se ponía contenta por alguna palabra bien dicha o una sonrisa, el niño era el mismo sol que jugaba entre el cabello de su jefa, libre de ligas y malos pensamientos.
En una de esas jugando con el oro del sol le dijo a su jefa al oído:
¡Soy el sol, soy hijo del sol, soy luz del sol!
-ay mijo, dijo la jefa preocupada y que lo manda a la escuela para que se le quitara lo tonto, como el niño no quería ir, la jefa lo regañaba diciéndole que tenía un gran hueco en la tatema porque a los 3 meses, por un golpe se le cayó la mollera, los maestros desesperados se enojaban con tantas preguntas que -obviamente se responden por si solas, y otras que no tienen respuesta. Entonces le dijeron a la jefa que tenía que mandarlo a una escuela de educación especial para niños con deficiencias, y luego se fueron a tomar café al atrio de la Catedral donde hay una frase chingona que dice: -los pobres no tienen llenadera.
La jefa chambeaba en la esquina de Mina y Díaz Ordaz, el viejo culero decía que -ahí es la esquina de las Quimeras, muchos se burlaban por eso. El niño no quiso preguntar que era una quimera porque quería mucho a la jefa; porque se conocía que había otros morritos que no tenían jefa porque se iban con algún guey, o porque de plano, se cansaban de tanto chamaco con que cargar, o porque la leche Liconsa solo dan un litro por familia; pero su jefa no era de esas.
El 25 de noviembre del 2006 la jefa le dijo al niño -hoy no es día bueno para que puedas andar en la calle, mejor me esperas.
A partir de aquí la historia se relata en primera persona como si quien lo contara fuera el que lo viviera, eso porque se dice que fue encontrado en los socavones de los areneros del rio Atoyac una botella con un papel donde con letra manuscrita se lee lo siguiente:
-Me acuerdo como si fuera hoy: dicen:-andan en la noche vestidos de negro armados de Robocop-, dicen que vienen del norte, son altos y güeros; dicen que las mujeres se les avientan rogándoles que se las lleven; en la radio ciudadana se anuncia que: -¡EN UNA ACCIÓN DECIDIDA DEL GOBIERNO, SE MEJORARÁ LA RAZA!. Esa noche andan helicópteros tapando las estrellas, Mi jefa no regresa y me quedo solo en el chamizo esperándola.
Angustiado, mejor salgo a buscarla son como a las 10, camino por Huitzilopochtli; llego a la Rampa, el aroma a naranjas caducadas me hace creer que está cerca mi jefa, entro a prolongación de Galeana, cruzo el Peri enfrente de Bancomer; por Galeana llego a la esquina de Mina, camino hasta Las Casas; conozco porque seguido vengo a mirar las máscaras de luchadores que venden en los puestos. Bajo por Mier y Terán otra vez hasta Aldama, luego voy a la izquierda a Díaz Ordaz y Mina aquí es “la esquina de las quimeras”.
-En ese lugar que todo el tiempo parece de día; la noche se agarró de la puerta; nadie abre, nadie toca. Después de las 10 en las calles circundantes del centro histórico la luz ha sido censurada, solo hombres de negro con máscaras para la guerra deambulan por las callejas habitualmente bordadas de orines y pétalos de flores caídas en desgracia; 4 horas antes las mujeres se les aventaban a los pies rogándoles que se las llevaran a ellas y que dejaran a los niños inocentes, el aire huele a gas pimienta; ahora enmudecido tiene miedo de decir algo y no se entienden los susurros. Las preguntas sobre gente perdida se oyen como ruegos sollozantes, -vale madres dicen los de negro –estos pobres solo saben llorar, ¡pinches indios no que muy cabrones!, -(Esa es la diferencia entre pobres y ricos pareja, los muertos de hambre no tienen ni con que taparse la boca; los que tienen en lugar de llorar reclaman-).
No encontré a mi jefa, no encontré nada quise regresar –no se sabe que el camino no existe hasta cuando no hay lugar a donde ir-. Yo creo que ando alrededor de la manzana, cruzo otra vez el Peri, no hay nadie a quien preguntar, todos han cerrado sus puertas. Por esos lugares me perdí. Hasta ahí ya no me acuerdo.-
Ora los tiempos son otros, el gobierno dice que ya -hay menos pobres, ya hicieron un puente aunque hace falta el rio que prometieron. Del niño queda poco, de día limpia parabrisas en el crucero de prolongación de Galeana y Periférico, no se llega fácil hasta ahí, esta cabrón por la mochada con la poli y porque hay que entrarle a los choferes que ya vienen encabronados por lo banda de mordelones que hacen fila en los semáforos desde las Cazas hasta Zaragoza.
A veces lo veía erizo, anda gritándole a la gente que no coopera y que les echa el carro encima, -¿y que quieren?; -¿que quiere el gobierno?; -¿Qué robemos? -Y este guey -¿porqué me pregunta a mí?, dicen los de a carro bien encabronados, y aceleran porque ya se puso el verde. De noche se acurruca en el ático de la iglesia de la luz de la verdad donde ensaya una rola, buscando piedritas de grava pulida hasta que le agarra el sueño.
Ahora No es fácil olvidar carnalito menos que me agarre el sueño porque ya no vivo en el chamizo. Mi sueño es un Rastafari, dice que hago malabares; dice que soy karateca; dice que soy un dragón que avienta lumbre por la boca; sueño con estrellas rojas; dice que tengo una mascarilla para respirar aire puro; dice que soy el santo niño que vistieron con seda los reyes magos; dice que mi madre está aquí, luego dice que estoy enojado con ella por cuzca y que no le hago caso por haberse ido con un buey
Pero luego él se calma cuando siente el sumo dorado-anaranjado de tardes que se escurren entre sus dedos como resistol 5000.
En las inmediaciones de la iglesia de la verdad, las putas nuevas le preguntan a las otras: -oyes manita ¿quién es ese chemo que se duerme en la puerta de la iglesia de los “hermanos separados”?, ese que se la pasa rascando el pavimento y luego guarda la grava en un hoyo de la pared, creo que está loco. La más vieja, la que se salvó de la razzia en que unos PFPOS se llevaron a su carnala la Marimar que vendía cigarros y chicles en la esquina de Mina Y Díaz Ordaz les responde: -no hay pedo con el manita déjalo -es el Solovino.
Todo esto que dije en primera persona; lo contó un viejo culero a mí y a la señora Remedios Antonio, luego su hijo le cambio un poco a la historia para proclamar milagros. Dije casi al principio del relato que tal vez no fuera verídico pero que de que es real lo es aunque como pasa con todo misterio mucha gente no cree.
Lo cierto es que muchos chamacos se quedaron huérfanos esa noche, yo sé de uno que su mama vivía por el barrio de Xochimilco y esa noche fue a la farmacia porque el niño tenía mucha calentura, y cuando se la llevaron los PFPOS iba por el ADO gritando que la dejaran porque tenía un hijo enfermo y los PFPOS se la llevaron a punta de madrazos, cuando la doña regresó de Nayarit el chamaco ya no la reconoció y no quiso vivir con ella porque estaba loquita. -Hubo otros chamacos que en el 2006 se enfrentaron a la PFP, -uno que le decían el Juanito y que no me digan que no porque yo vi su video que lo vendían en los puestos que pusieron en el andador turístico por esos tiempos; agarraba las bombas de gases lacrimógenos que aventaban los PFPOS y se las retachaba. -Todavía, hay muchos que quedaron locos por ese día en que la PFP entró a Oaxaca.
Sobre el Solovino es cierto, yo lo conocí, pero hace rato que no lo veo limpiando parabrisas. El viejo culero que me platicó me dijo que creía que ya se había muerto, que los Judas lo habían despachado, porque según era un malandrín sin alma que no tenía madre y porque nunca nadie le respondió donde encontrarla y el baldío de la Ricardo ya estaba ocupado y las piedritas que juntó las aventaron a la chingada el día que barrieron el ático de la iglesia de la verdad. Por eso el viejo culero y las putas le pusieron un altarcito en un lugar que está en donde los areneros tienen sus chachacuales.
Ahí entre flores y frutas de desecho, ramas de chamizo y veladoras; se hacen limpias y se venera al Santo Niño APPO, para pedirle: no la caída del tirano, no que llegues a gobernador o diputado, no mejoras salariales; sino hechos más modestos que no menos milagrosos.
Así que ahí puedes pedirle -que si perdiste algo te ayude a encontrarlo. A cambio solo ofrendas piedritas de grava pulida.
J. SOSA

Texto agregado el 24-11-2012, y leído por 160 visitantes. (0 votos)


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