La ocasión lo ameritaba era el primer aniversario con su novia, había comprado camisa azul profundo, pantalón gris estilo americano, zapatos negros con cinta de amarrar, ya vestido se vio al espejo, si sos una galán, estás de toque -se dijo a si mismo en el reflejo del espejo-; “pero siento que me falta algo para darme más personalidad”,-un reloj no me caería mal, aunque sea uno usado en buen estado voy a conseguir-; se dio a la tarea de buscar el reloj (a su gusto y conveniencia).
¿A dónde encuentro uno?
¿Pero a dónde?
Cuando iba en el autobús se bajó al costado de un parque, al lado vio que vendían diferentes cosas, lo más seguro que ahí podía encontrar uno, -“pero y si es de dudosa procedencia”- pensó. Total lo necesito me va dar más caché cuando me lo ponga; además es clásico y llamativo, será un atractivo singular cuando me pregunten la hora. Se adentro por los callejones estrechos, le pareció un poco claustrofóbico se apartaba con cuidado de la gente, -no vaya ser que me arruguen o manchen la camisa y el pantalón, los zapatos también no puedo llevarlos sucios-, en una esquina vio a un relojero con quepis militar, anteojos de los que usaba John Lennon, más bien parecía un pintor francés que relojero.
-¿disculpe tiene relojes a la venta?–preguntó.
-Claro de cuáles quiere análogo o digital-le respondió.
-yo creo que análogo, nunca pasan de moda–contestó.
-¿de 14 ó 21 quilates?-
-ahí si me metió gol señor relojero, de eso no sé-
-tengo uno de 17 quilates-le dijo.
¿Existen de esos?-preguntó.
Este que ve acá es de 17 quilates, análogo, suizo; llegó a mis manos por una persona, me dijo que este reloj además de marcar el tiempo, lo hace a su conveniencia, que lo sacó de apuros cuando más lo necesitaba, afecta el tiempo de los demás también; nunca le falló.
-¿y por qué lo tiene usted, esta defectuoso?-le pregunto
-pues no, está en perfectas condiciones-.
-¿Cuánto quiere por él?-
-hágame una oferta usted y veremos-
- ummmm.. No se, se ve bien, que tal 25-
-no por eso no puedo, ya le dije ese reloj lo sacará de apuros y a su conveniencia-
-deme 35 y es suyo-le dijo el relojero.
-bueno ya casi se me hace tarde-esta, bien tome, acá está el dinero-
-recuerde úselo a su conveniencia y otra cosa, nunca le de cuerda más de los debido-le recomendó el relojero.
Cuando iba a reunirse con su novia se encontró con un congestionamiento bárbaro, ningún vehículo avanzaba, el tránsito estaba parado “mejor me bajo ya, voy tarde”-dijo-.Siguió a pie para encontrarse con su novia, cuando ella lo vio le dijo:
-que te paso mira la hora, ¿porqué llegas tarde? y siendo nuestro aniversario-
-había un congestionamiento bárbaro-le dijo.
-eres un mentiroso-contestó ella.
-pero si he llegado a tiempo mira la hora pues-le mostro el reloj que hace poco había comprado.
El reloj que compró minutos antes señalaba 15 minutos antes de la hora convenida.
-no puede ser- dijo ella, vio el suyo y para estar mas convencida vio la hora en el celular, tenes razón faltan 15 minutos todavía, lo siento y le dio un beso en la mejilla, el no salía de su asombro al ver la maravilla que había hecho el reloj.
La reunión estuvo amena placentera, ni se fijaron en el tiempo, cuando reparó la novia le dijo: “ya se nos hizo tarde, mis papás se van a enojar con los dos, les prometí que llegaría temprano a la casa”.
-no te preocupes no va a pasar nada- le dijo.
Tomaron un taxi para llegar más rápido, pero el tiempo no les alcanzó, al llegar a la casa, cuando entraron estaban los padres de la novia con cara de pocos amigos.
-¿que son estas horas de llegar?-le preguntaron a la joven.
-es que nos agarró la tarde-respondió ella.
El novio dijo: “disculpen pero no es tan tarde en mi reloj faltan quince minutos todavía”.
-no puede ser- dijo el padre algo molesto, vio el reloj del novio y sí faltaban 15 minutos para la hora convenida, vio el reloj de pared en la sala y en efecto le faltaban 15 minutos menos para llegar a la hora estipulada.
-es verdad-dijo el padre.
-muy bien gracias por traerla a tiempo-manifestó el padre al novio- este se despidió y retornó a su casa.
Al día siguiente en la mañana vio el reloj faltaban 15 minutos menos para que él se levantará, por lo que decidió dormir un rato más cuando se dio cuenta ya era un poco tarde, se levantó de prisa, se arregló, se vistió, tomó el autobús que lo lleva al trabajo, cuando llegó; en el pasillo se encontró con el Jefe del Departamento, al verlo le dijo:
-¿qué le pasó?-que son estas horas de venir a trabajar, acaso quiere que le descontemos el séptimo.
-lo siento Licenciando- dijo él, pero el autobús tuvo desperfectos mecánicos.
-no le creo nada-respondió el Jefe.
-pero mire si en mi reloj faltan 15 minutos para la hora de entrada-
-¡pamplinas!-exclamó el Jefe; vio el reloj que andaba en el bolsillo, ¡carajo! tiene razón faltan 15 minutos para la hora de entrada, vio el reloj donde marcaban las tarjetas y también tenía 15 minutos menos.
-bueno disculpe, póngase a trabajar que tiene bastante-le dijo el Jefe.
Por la noche en reunión de amigos y negocios en un centro comercial muy concurrido, los amigos lo esperaron, pero él no llegaba ni aparecía, el trabajo acumulado lo hizo salir más tarde de lo habitual, “mis amigos se van a enojar si no llego a la reunión”-pensó-dejó a medias la tarea que tenía, marcó la tarjeta, a la salida del trabajo, tomó un taxi para llegar a la reunión.
-¿en cuánto tiempo llega señor taxista al centro comercial?-le preguntó.
-depende del tiempo que usted disponga y del tráfico-le respondió.
-pues solo tengo 15 minutos para llegar,-le respondió.
-vamos a hacer lo posible- le dijo el taxista.
A medio camino, el taxista expreso: “mire don, no creo que lleguemos a tiempo, ni en 15 minutos”.
-pero, si todavía tenemos tiempo- mire pues mi reloj, le mostro el reloj que compró y este reflejaba 15 minutos menos.
-es cierto- entonces me apresuro un poco más.
Llegó al centro comercial, los amigos ya estaban reunidos, al verlo todos le reprocharon su tardanza, “hey que te pasó, ¿porqué llegas tarde?”-no te daba permiso tu jefe, ¿te trata como un negro verdad?, “si siempre has sido un impuntual, no te compones”-le dijeron-Se sentó a la mesa con los amigos, pidieron otra ronda de cervezas.
-¿Por qué me joden?-les dijo, si faltan todavía 15 minutos para la hora en que quedamos.
-tal vez en tu reloj- le dijeron.
-bueno, el mío tiene 15 minutos menos, ¿miren los de ustedes?-
En efecto los relojes y celulares de los amigos faltaban 15 minutos menos.
-hey no puede ser- dijeron, yo creo que ya nos pegaron las cervezas.
Al calor de los tragos y cervezas la reunión se fue volviendo más amena, jovial, se reían, se jactaban, cada vez que alguien decía: “hey!!! Ya son las 12, ya es tarde vámonos!!!!”, el les decía:”-nombre, si faltan 15 minutos para las 12- cálmense”, -vean sus relojes-, todos miraban la hora y sí, faltaban 15 minutos para las 12. Al final ya con el efecto de las cervezas se retiraron y cada quien se fue a su casa.
Cuando llegó a la casa se quitó la ropa, los zapatos, por efecto del mareo o descuido al quitarse el reloj éste cayó al suelo, -no puede ser ¡ya jodí el reloj!-exclamó-, lo recogió con cuidado, lo observó y las agujas no se movían, lo sacudió un poco y tampoco caminaban, “ya sé el relojero me dijo que le diera cuerda a lo mejor vuelven a funcionar las agujas“, con un poco de delicadeza tomó la manija del reloj y le dio cuerda hasta que sintió un chasquido que lo hizo detenerse, ”perfecto”-dijo así está bien-.
Al levantarse vio el reloj y marcaba 15 minutos menos antes de levantarse, lo vio durante toda esa semana, y siempre tenía 15 minutos menos, llegó al trabajo tan tarde que el Jefe lo llamó a su oficina, le dijo:
-durante toda esta semana ha llegado tarde, ¿y a usted que le pasa?, que cree que se manda solo, que es lo que ha pensado-
-pero licenciado si en mi reloj siempre tengo 15 minutos antes de la entrada-le respondió-
-a propósito ¿qué hora tiene ahorita?-le dijo el Jefe.
-ahorita son las 08:35-le contestó.
-mi reloj tiene esa hora, el del tarjetero tiene esa hora también; ¿y a qué hora cree que entró al trabajo?, no me diga nada, ha entrado con 30 minutos de retraso, se le aplicará los descuentos respectivos y si la próxima vez llega tarde ya sabe, se va-le dijo el Jefe.
El joven no hallaba explicación por las llegadas tardes, al reloj le funcionaban las agujas, caminaban perfectamente, ”no puede ser si antes daba la hora a mi conveniencia”-le voy a volver a dar cuerda- tomó la manija, le dio cuerda y de nuevo un chasquido lo hizo detenerse, “bueno esperemos que esta vez funcione”-exclamo-.
En el trabajo recibió la llamada de su novia un poco molesta le dijo:
-pero que te has creído, que acaso ya no te importo, que me has visto la cara de que…-
-¿pero de que estás hablando?-le pregunto él.
-toda la semana has llegado tarde, me has dejada plantada, después de los 15 minutos te espere y se hicieron otros 15, al final siempre me iba sola-le respondió.
-pero siempre que veo mi reloj este tiene 15 minutos antes-le dijo.
-ha deberás ¿qué horas tenes ahorita?“-le preguntó.
-son las 02:45 de la tarde-le dijo.
-esa misma hora tengo en el mío y en mi celular, sos un impuntual, irresponsable, sabes que ya no me hables-un sonido en golpe seco se oyó al final del teléfono, lo habían dejado colgado.
“No puede ser en una semana me han pasado cosas terribles y casi pierdo el trabajo, mi novia no quiere saber nada de mí, pero ¿qué pasó, porque?”. Divagó un poco y un sonido de tic, tac se le mezclo en el cerebro-el reloj-será este el que ha causado todos los males, ahora a la salida del trabajo me deshago de él.
Salió del trabajo cabizbajo, melancólico, pensativo, ”si pudiera volver el tiempo atrás para arreglar mi situación”-suspiró-“son babosadas el tiempo no se puede detener ni retroceder”-dijo-mientras caminaba hacia la parada de autobús, vio un bar y entró.
-un par de cervezas no me caerían mal-dijo.
Se sentó en la barra, pidió una cerveza y el cantinero le dijo:-ya no servimos, ya es hora de cerrar-
-pero si todavía faltan 15 minutos en mi reloj, mire pues- le mostró el reloj al cantinero.
El cantinero vio su reloj y el que estaba al lado izquierdo de la barra y si en efecto le faltaban 15 minutos-está bien tome, acá esta su cerveza-respondió.
Llamó al cantinero y le dijo: “vendo este reloj, ¿no le interesa?
-a ver veamos, ¿cuánto quiere por él?”-le dijo.
-hagamos un trato, deme 3 dólares y otro par de cervezas-le respondió.
-pero porque lo da tan barato, ¿que acaso ya no sirve?-le preguntó.
-no mire deme los 3 dólares, las cervezas y es todo suyo, ya no me interesa; me valen las horas, minutos y segundos; no quiero saber nada mas del tiempo-.
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