Vivo en un conjunto residencial de 84 apartamentos. En los alrededores hay jardines que lo adornan. Lo particular es que hay un gato gris muy hermoso a quien una vecina lo bautizó Tomas. Nunca en mi vida había visto un gato en mostrarme, permanentemente, un desprecio atroz. Cuando paso por su lado se eriza y en gatones alcanzo a entender que me insulta de mil maneras. Francamente no entiendo porque yo vivo, si, vivo enamorado de los gatos. Ni una sola actitud mía puede decirse que ha dado para enojar al animalito. Cuando he tratado de cargarlo me advierte sacando las uñas que ni lo intente…Cuando el sale a ennoviarse o a hacer sus necesidades fisiológicas permanece mucho rato por fuera de su casa y cuando quiere que yo le ayude se me arrima en medio de una gran zalamería y tiernamente me suplica que le toque a mi vecina para que le abra. Cuando no le atiendo comienza a ronronearme y a sobarme las piernas como demostrando que me quiere mucho y que se alegra al verme. Siempre cedo a sus demandas y le toco a mi vecina y cuando ella le abre la puerta el entra y me lanza una mirada despectiva y más de una vez me ha lanzado un gruñido que yo alcanzo a entender que es: ¡ fuck you!