El carácter de los hombres es como una represa que contiene cantidad de hechos que han acumulado durante su vida. Desde el momento en que nace, el hombre empieza a acumular experiencias que van a definir parte de lo que él será, como dice Sartre, la existencia precede a la esencia. Si el carácter no es reforzado ni se le hace mantenimiento, lo más probable es que ocurra lo mismo que ocurre con las represas, o se resquebrajan las paredes y eventualmente se vienen abajo por la presión de lo acumulado o lo acumulado sobrepasa el carácter, y se desborda todo lo contenido. En pocas palabras, lo que se encuentra en el interior sale de manera incontrolable causando estragos a su paso.
Corrió hacia el precipicio, al llegar al borde se detuvo, observó el horizonte por unos instantes, donde el sol estaba a punto de ocultarse por completo. Volvió la vista a su alrededor, estrujó sus ojos una y otra vez como tratando de aclarar la visión. Lo que veía parecía ser un espejismo aterrador, que inquietaba su alma por la simple razón de no recordar los hechos. Se preguntó a sí mismo, que hacía en aquel mirador, mientras se sentaba y posaba la cabeza en sus manos. Estuvo así por unos minutos, luego levantó la mirada en un último esfuerzo –inútil- por recordar lo ocurrido unas pocas horas antes y que cambiaba lo que iba a ser su vida en adelante.
En su cabeza no había remordimientos, lo único que ocupaba su mente era el repaso de todo el día, como ejercicio para poder llegar a ese lugar oscuro en el que se debía encontrar la verdad de todo lo ocurrido. -Aunque la escena contemplada era suficiente para saberlo-. Simón sentía esa inquietud que sienten todos los hombres ante los hechos que no han presenciado pero de los cuales han tenido toda señal y que sin embargo repasan una y otra vez porque desean saber aun más.
El televisor se encendió a las 6 de la mañana despertando a Simón, solo había alcanzado a dormir 2 horas. Su mujer seguía dormida. Despertó a los niños quienes se bañaron mientras el preparaba el desayuno. Cuando los niños estuvieron listos bajaron junto con la mamá a desayunar, para ese momento ya Simón estaba a punto de irse a trabajar, antes de salir, su mujer le pidió que comprara un par de cosas en el mercado, para la noche. En el camino para el trabajo hubo un estancamiento que lo retuvo por 1 hora, en dicho estancamiento un borrachito le pidió una limosna, y este no conforme con lo recibido patio el caucho del carro y se fue refunfuñando. Llego a las 8:30 al trabajo, media hora tarde, Su jefe, que lo había estado llamando para que le entregara los documentos que el día anterior había pedido para primera hora en la mañana en su escritorio, lo amonesto. Al salir del trabajo se dirigió al mercado, al acercarse a su auto se dio cuenta de que este había sido chocado levemente en la puerta izquierda, ya en la vía de regreso a casa, se encontró nuevamente un estancamiento, en cuanto logro salir, se dirigió a una bomba de gasolina, justo en ese momento pasaba el borrachito, quien le pidió dinero nuevamente, este le respondió que no tenia, y el borracho nuevamente se iba refunfuñando cuando este lo llamo, para invitarle algo de beber, el borracho riendo se monto en el auto y ambos se dirigieron a una licorería, en la licorería Simón compro dos botellas de ron y dos de agua ardiente, el borracho, feliz comenzó a beber el agua ardiente mientras Simón manejaba. Llegaron a un mirador, ambos se bajaron del carro y recostados del mismo observaban el horizonte.
Al llegar a este punto Simón intento detener sus pensamientos por un instante, pero una vez aquí sus recuerdos comenzaron a precipitarse vertiginosamente, mostrándole lo ocurrido.
El borracho no había tardado en dormirse una vez llegados al mirador, acto siguiente, Simón roció al borracho con el resto del alcohol y una vez empapada la ropa le echo un fosforo -haciéndolo arder- lo contemplo por un instante mientras el borrachos gritaba pidiendo auxilio, y en un instante de horror Simón corrió hacia el borde del abismo…
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