-Dime que no estamos terminando.
-Yo ya no te quiero a mi lado.
-¡No!- suspiró y su voz se escuchó convulsionada, llorosa.
Las lágrimas empezaron a bajar, sin que ella lo controlara. Los recuerdos la inundaron oprimiendo su alma, su vida.
La primera vez que él le prometió que aquello nunca pasaría, cuando empezaron su noviazgo. Sus primeros besos, su primer te amo. La emoción cuando ella finalmente pronunció aquel “te amo”, tan esperado por él también.
La primera vez que escribió una carta, relatando sus sentimientos. La vez primera en que se entregaron, superando su timidez. La confianza entregada, pensando que todo sería eterno.
La ilusión ante los sueños de vivir juntos en un futuro. La ilusión frente al compromiso, frente a la fidelidad. La ilusión de ver pasar los años y que él ahí estaba, junto a ella.
Su piel bronceada, su sonrisa hermosa. Esa mata de cabello que tanto le gustaba acariciar. Sus manos que la abrazaban, su cuerpo acurrucándose en su pecho.
Sus muchas promesas de que aquello jamás pasaría…
La tristeza a veces desgarra, tan profundo como un cuchillo enterrándose. Tan profundo que arrasa con todo, llevándose incluso la respiración.
Lo mira alejarse, caminando lentamente. Su silueta se pierde. No habrá llamadas esa noche, no habrá besos al reencontrarse. No más de él, y ante la pérdida su rostro contrito, se encoge aún más en su mueca de dolor. No hay pensamientos, el raciocinio cede y se marcha junto con él.
Lentamente, mira su silueta alejarse.
-Leandro…
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