Dentro de las cosmovisiones indígenas hay no pocas interesantes y algunas muy sabias. Esta es una de ellas.
Un hombre puede clasificarse según dos categorías plenamente diferenciadas. El hombre árbol es aquel que no está interesado en viajar, conocer mundo o desplazarse. Hay casos tan insólitos como un hombre que conocí en San Agustín, Huila, Colombia y allí hay un parque arqueológico con figuras prehispánicas famoso en todo el mundo y comienza justo en las goteras del pueblo y nuestro hombre de marras manifestaba, señalando hacia el parque que, según decían, había un parque muy famoso y así lo certificaban miles de turistas extranjeros que visitaban al pueblo. Pero que a él nunca se le había ocurrido visitar al parque pese a vivir en la zona urbana. En el mismo departamento conocí, en Villavieja, personas que nunca habían salido del pueblo pese a que enfrente está Aipe.El hombre pájaro está ávido de aventuras, de viajar, de conocer gente y no es infrecuente ver personas que , prácticamente, conocen toda la tierra y relatan aventuras de todo lado. Así le relataba Rómulo a Arturo sentados en la raíz de un árbol de carra.