Mi amor... No te detengas así. Sabes bien que estás ausente. Pero bien me hace pensarte. Como el cielo azul celeste. Amor mio. ¿Por qué callas, niño insolente? Me apetece consolarte. Si en mi sueño logro despertarte. Amor, yo te imploro ferviertemente. Y en mi mente tu voz está presente. Mi corazón te llama a gritos, impaciente. Mi alma busca complacerte.
Texto agregado el 17-11-2012, y leído por 266 visitantes. (4 votos)