La mayoría de las personas cuando juega a la lotería está utilizando su capacidad de adivinación, sin saberlo, para tratar de ganar. En este punto se observa que hay seres que juegan toda una vida sin ganar nunca un premio. Otros han ganado hasta 8 loterías en un período no muy grande de tiempo. Racionalmente no se debiera jugar a la lotería porque, pongamos un ejemplo. Una lotería de 4 cifras tiene 10000 boletos y, lo usual, es que usted compre solo uno. No resultaría lógico comprarlos todos. Con un boleto tiene una esperanza de 1 oportunidad contra 10000. Sin embargo usted ha sabido que algún vecino o conocido suyo ha acertado y ha conseguido el premio gordo de una lotería. Se conocen casos de personas que han acertado dos veces en premios tan improbables como sorteos que tienen 1000000 de boletos y el usuario solo ha comprado uno. Entonces lo más lógico es que utilicemos un instrumento de adivinación refinado para apostar con más fundamento.
Los números Afránicos consisten en 10 símbolos que se graban en piedra, madera, cuero, etc. Y se introducen en una mochila, bolsa o a falta de estos en un calcetín. Personalmente he utilizado métodos de adivinación para ayudar a otras personas con un éxito bastante notable.
Supongamos que ya tenemos los números Afránicos confeccionados y algún amigo que tiene una necesidad económica evidente nos solicita que le busquemos un número para jugar una apuesta de 3 números. En Colombia a estas apuestas se las conoce como chance.A las oficinas de apuestas les dicen chanceras y cada día juegan varias loterías. Uno debe acercarse y decir con que lotería desea jugar, que número va a seleccionar y cuanto va a apostar.
Antes de darnos a la tarea de buscar el número es preciso hacer varias preguntas preliminares para conocer si hay cierta probabilidad de éxito. La primera pregunta es que posibilidad de éxito hay de ganar. Introducimos la mano en la bolsa en donde están los Afránicos y tocamos varias fichas y sacamos la que más nos llame la atención al tacto. Si obtenemos 8 o 9 puede continuarse la labor, de lo contrario debe negarse el favor. Volvemos a introducir la ficha en la bolsa. La segunda pregunta es si el consultante se demora mucho en ganar. Si se saca otra ficha, con el mismo método y se obtiene 1, 2 ,3 o 4 puede continuarse la consulta. La siguiente pregunta es cuanto puede jugar. Es la más difícil de establecer. Aquí un criterio claro es muy importante. Hay que determinar si tiene derecho a jugar poca cantidad, una mediana cantidad o una cantidad considerable, claro, sin exageraciones. La cuarta pregunta es con cual lotería. Para ello colocamos en la bolsa los Afránicos del 1 al siete. Sacamos una ficha y obtenemos el 2, por ejemplo. Damos por sentado que se refiere a las que juegan el martes. Pero si el martes juegan 3 loterías enumeramos en un papel las que juegan el martes del 1 al 3 e introducimos sólo tres números Afránicos en la bolsa y extraemos una. Digamos que obtuvimos el 3 y ese número corresponde a la lotería de la cruz roja. Entonces esa es la lotería seleccionada.
El paso final es la selección del número para jugar. Si es de 3 cifras enumeramos tres cajoncitos en un papel de izquierda a derecha siendo el primero el de la izquierda. Repitiendo la consulta tres veces con los Afránicos y siempre con las 10 fichas completas obtuvimos el 542. Entonces recomendamos el 542 con la lotería de la cruz roja que sortea los martes. Como es más bien escaso que una persona gane luego del primer ensayo le decimos QUE JUEGUE SIN PRISA PERO SIN PAUSA. Algunas personas son indisciplinadas y juegan con todas las loterías o abandonan uno o varios sorteos y luego me han dicho que cayó el número justo cuando dejó de jugarlo.
Una anécdota. Un jubilado compraba lotería todos los días y tenía en su casa una cesta para rasgar las loterías fallidas. Todos los días rasgaba las que compraba. Un día le propuse que hiciésemos un estudio para “saber” si algún día seria ganador. Hicimos el estudio y determiné que sería ganador pero que tardaba un poco. Le recomendé que comprara la lotería de Manizales la cual constaba, en aquella época de 4 cifras. La jugaba y la jugaba y suspendió las demás loterías. Con frecuencia me reclamaba porque no ganaba. Yo le recomendaba que jugara SIN PRISA PERO SIN PAUSA. Un día se ganó el premio mayor de la lotería anunciada pero se mantuvo callado para que yo no me enterara. Más adelante me lo encontré en una calle con una pipa de aire la cual utilizaba para respirar. Me dijo: Usted que es tan bueno con los números de la lotería deme un número para ganarme una lotería y hacerme un tratamiento. Le respondí: Con mucho gusto. Cuando gane con el número que antes le di le podré buscar otro número. Se quedó mudo…Con frecuencia sucede que quien gana trata de que uno no se entere porque creen que uno les va a solicitar dinero. Una señora me decía que le buscara números para ella y para su hija. Con los números que le busqué ganaron unas 8 veces y siempre me decían que jamás habían ganado. Otras personas me contaban cuando ellas ganaban.
Un número que se busca para una persona es personal y no lo puede compartir. Una niña me pidió que le buscara un número. Su madre le quitó el número a la niña y lo mandó a jugar con otra persona y esta invirtió un par de números. Cuando se produjo el sorteo no pudieron cobrar porque el número no era correcto.
Cuando deseamos una lotería para alguien que la necesita para, por ejemplo, comprar vivienda recurrimos a una buenaventura que es un método enteramente diferente.
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