La naturaleza del mundo en que vivimos es predatoria. Es algo que está dado antes de nosotros vengamos a la tierra. En el agua los peces grandes se comen a los chicos, los peces al plancton y este se alimenta de los contenidos del agua. En la tierra las plantas se comen el suelo, los animales a las plantas, el hombre a los animales. En ecología se habla de las cadenas tróficas. Por doquier se observa la depredación.
Si un hombre, espiritualmente hablando, desea trascender el mundo en que vivimos, es decir, terminar la ronda encarnatoria en la tierra debe renunciar a la depredación de sus hermanos, adquirir un nivel espiritual suficientemente alto, cumplir con todo remanente de karma y desarrollar una misión.
Desafortunadamente el común de los humanos tienen un nivel espiritualmente muy bajo, alrededor de 4 o 5, y están llenos de karma. En caso de un cataclismo, seguramente abandonarán el planeta y se irán a otro planeta con su nivel vibratorio. Los otros tendrán que serán sacados para volver aquí cuando las nuevas circunstancias lo permitan.
Como vivimos en un planeta con unidad y lucha de contrarios todo lo que suceda dependerá de cuál de las dos fuerzas termina predominando. Para el ciudadano común solo es tangible una fuerza, que es la que él conoce, gobiernos dominados por extraterrestres grises, armamentos y dinero. Pero hay otra fuerza que no es tangible y estamos esperanzados en que predominará. Se espera un reacomodamiento del mundo y a nadie le toca más de lo que le corresponde, ni para bien ni para mal.