Fernando era conocido por leer la mano y el tabaco y entonces mucha gente le preguntaba como preguntándole a dios. Cierto día aparecieron en su casa una mujer y un hombre, que eran pareja y venían conduciendo un carro muy destartalado. La señora traía un recorte de periódico para mostrarle a Fernando. Comenzó a contarle de un sueño que tuvo. En el sueño se le apareció un individuo que no conocía y le manifestó que él había sido testaferro de un narco en Colombia y que como le había robado un dinero que ese narco le había dado a guardar entonces lo había matado y echado a un rio junto con uno de sus amigos y en el sueño le mostro el lugar. La llevo a una finca y le mostro el lugar en donde había escondido el dinero robado y era la raíz de un árbol. El narco había hecho registrar la finca con tractores y retroexcavadoras buscando. La señora contó que ella recordó el sueño y se lo relato a unos vecinos. Fernando no le pregunto donde vivía ni cuáles eran los vecinos. Le parecía a Fernando una carga muy pesada tener en cuenta esos detalles de cada uno de sus clientes que por lo demás se contaban en miles. Organizo viaje con sus vecinos y ubicaron la finca. Les señaló el lugar en donde el difunto le mostro el enterramiento. Sus vecinos organizaron un convite y sacaron 80 millones de dólares. Dijo la señora que sus vecinos resultaron con una cantidad muy grande de mulas y tierras y también enemigos acérrimos. No le compartieron ni siquiera un dólar. Ahora ella tiene un recorte de periódico en donde se muestra la foto del difunto quien fue encontrado por la policía asesinado y flotando en aguas de un rio. Vino a preguntar si en la finca de este cuento hay más para sacar y Fernando le dijo que si había más. No dinero sino armas y muertos y que ir a buscar la expone a la muerte ya la cárcel ya que los cuidadenderos del narco viven pendientes de la finca pensando que todavía allí está la caleta de Varela. Fernando nunca supo de donde llego la señora, donde vivía ni recuerda su nombre.