Encendió la tele y estaban dando un documental en discovery channel, las fauces de un tiburón azul destazando la carne de un pobre delfín. Cambió de canal y vio un informe sobre un ritual satánico: jovenes vírgenes de 13 años, sacrificadas en honor de belzebú, eran seccionadas con cuchillos de carnicero y sus vísceras lanzadas al viento. Cambió una vez más y vio dos cuerpos desnudos bajo una sábana; quién sabe que estaban haciendo, pero ella chillaba entre lágrimas y pataleaba, y él acometía con furia, con sus ojos como el tiburón del documental.

-¡Basta! -gritó, cerrando sus tres ojos grises-. ¡Este mundo es demasiado violento! -Apagó la tele y se fue en su nave espacial, mientras sopesaba la posibilidad de pulverizarnos.