Nuevos Vecinos
Parte II
En la primera parte: llegan nuevos vecinos al vecindario de los Benson, son muy extraños ya que no trabajan, el niño no estudia, tienen bastante dinero, dos gárgolas horribles en la entrada, y lo más extraño: una sombra deambula por la casa cuando aparentemente no hay nadie. Luis, el hijo de los Benson, sospecha que algo esconden los nuevos vecinos; una noche decide entrar a la casa de ellos… cuando lo hizo: una extraña criatura en forma de “niña”, con grandes colmillos y cara horripilante, devoró a Luis…
…Lo que sigue:
El señor Benson caminando por la banqueta rumbo a su casa, se encuentra pensativo, triste, desanimado. Un cartel cae de un poste, el señor lo voltea a ver: es la foto de Luis Benson con su descripción y un “se busca”; el señor Benson se lleva las manos a los ojos y aprieta fuerte como intentando no llorar.
Cambio de escena: en la casa, la señora Benson preparando la comida, el señor Benson abre la puerta y entra, señora: -¿Qué te dijeron?-, señor: -Aun no saben nada de él-, la señora estalla en lágrimas, el señor Benson se acerca a ella y la abraza.
7:30 am varios niños (todos ellos como de 12 años) jugando o intentando jugar beisbol en un lote baldío. Ahí estaban arrojando y bateando la bola, unos bateaban, otros lanzaban, otros corrían, en fin: diversión. Llegaron dos jóvenes como de 19 años y los vieron jugar; uno de ellos dijo: -que tal si nos dejan jugar-, uno de ellos contestó. – no lo sé, la pelota es de Juan-, los dos voltearon a ver a juan y este, pensativo, dijo: -esta bien, pueden jugar-.
Listos para jugar los 8 pequeños y los dos jóvenes: un de ellos, el que preguntó si podían jugar, se preparó para lanzar y un pequeño estaba listo para batear; entonces el joven se prepara, apunta y lanza… ¡tras! Directo a la cara del chico ¡jaja! Comenzaron a reír los dos chavos. El otro joven dijo: - no seas chillón, a ver préstame ese bate-, el chico se lo dio y se retiró sobándose la cara. El joven se puso en postura listo para batear, el otro joven se preparó nuevamente para lanzar, giro hacia atrás y lanzó con más fuerza la pelota… al verla venir, el del bate giro el cuerpo agarrando vuelo y después, con todas sus fuerzas ¡puuuc! Golpeó tan fuerte la pelota que salió despedida del campo y fue a dar hasta la otra calle.
Juan: - ¡Hay no, mi papá me va a matar!-, sale corriendo a buscar la pelota, los otros niños salen tras de él: -nosotros te ayudamos-, los dos jóvenes se quedan ahí riendo por lo que hicieron.
Los 8 niños parados frente a la casa de los nuevos vecino; Juan, preocupado y desesperado toca una y otra vez la puerta, nadie sale. Otro niño grita: - pueden entregarnos la pelota, pagaremos el cristal-, silencio. – Bueno, vámonos-, dijeron todos mientras se despedían de Juan, éste se queda parado, plasmado viendo la casa de los vecinos y sin pode recuperar la pelota de beisbol.
Juan llega a su casa, toca la puerta y abre su padre: - ¿Dónde esta mi pelota de beisbol autografiada?-, Juan: - yo… yo…, la saque para jugar, luego llegaron Oscar y Fer y … y …, Papá: - No quiero escusas, me traes inmediatamente esa pelota de beisbol-, Juan: - pero… pero…-, ¡pas! (puertazo).
Juan, de nuevo parado frente a la casa… pensativo, se acerca y toca de nuevo, nada; se asoma por la ventana ¡fuuug! Algo pasa a gran velocidad de un lado a otro, intenta ver más, pero las cortinas se lo impiden; grita: -¡¿Hola, hay alguien ahí?!-, silencio, - ¡solo quiero mi pelota!-, y se vuelve a asomar intentando ver algo… - ¡pagaremos el vidrio!-, observa de un lado a otra, pero ya no ve nada y de repente… chiuuuuccc… la puerta se abre ¿? - ¿um?-, Juan camina hacia ella y observa dentro, queda con medio cuerpo dentro de la casa y ve mira para todos lados, parece vacía: - ¿Hola?...-, -qué es todo esto-, dice mientras mira el cristo en la pared y los símbolos en el techo…, sigue mirando para varios lados, pero no ve la pelota, solo vidrios en el suelo. Pretende mejor retirarse, pero… ruuuu, la pelota sale rodando del cuarto de la “niña”…, Juan sonríe al verla y decide entrar por completo a tomar la pelota, se dirige despacio hacia ella y acerca su mano, pero en ese instante: ¡guuiooo! Sale un gato negro despavorido del cuarto y escapa por el hueco en la ventana. Juan toma aire y agarra la pelota, da la vuelta y “alguien” está parado frente a él.. ¡hhaaa! Es el hijo de los vecinos: - ¿qué haces aqui?-, Juan: yo… yooo, este, bueno, la puerta estaba abierta y solo entre por mi pelota-, se la muestra. Niño de los vecinos: -jamás vuelvas a venir a esta casa-, Juan: - si está bien, pero quiero pagarte el vidrio porque…-, el pequeño vecino lo interrumpe: - ¡vete y no se acerquen a esta casa, largo!-, le grita mientras le apunta la salida. Juan asienta con la cabeza y sale corriendo. La puerta se cierra sola de un golpe ¡pas!.
Juan en la puerta de su casa ¡toc, toc!, sale su padre, -aquí está-, le dice Juan mientras le entrega la pelota-, elpdre la toma y lo deja entra: - vaya, ya era hora ¡y no quiero que vuelvas a tocar mis cosas, ¿entendiste?!-, - Si papá-, dice Juan y entra corriendo a su casa. El papá observa feliz su pelota, la contempla y sonríe ¿? -qué es eso-, se pregunta mientras observa una cruz negra marcada en la pelota, hace cara de incomprensión y piensa: -espero que no se devalúe-, camina hacia una vitrinita, coloca la pelota en su lugar y se aleja. La cruz en la pelota cambia de color a rojo y en un instante la pelota se empapa toda de sangre y ésta se derrama en estrías por la vitrina…
En la calle: la señora Benson caminando cabizbaja con las cosas del mandado. Paco pasa por un lado de ella y la ve toda ida: -señora, señora…- la señora voltea hasta el tercer llamado: –señora-, -¿hé?, que, ¿qué pasó paco?-, dice la señora mientras lo voltea a ver. Paco: - yo quería saber si ya tiene noticias de Luis-, la señora sin poder contener las lágrimas: -… No, aún no saben nada…-, Paco: no llore señora, perdón por preguntar-, señora: -es que ya han pasado varios días y nadie sabe nada de él, si tan solo supiera donde está o si ya esta muerto para poder enterrarlo, pero es más sufrimiento no saber nada de él…-. Continúa llorando y gimiendo, se le cae una lata de la bolsa del mandado, Paco se agacha a recogerla y al hacerlo, una presencia ya está ahí: es el hijo de los vecinos: - le dije que no se acercara a mi casa, pero no hizo caso, ahora él está muerto-, dice con voz tenebrosa mientras les arroja una bolsa negra y se va; la señora queda pasmada, suelta el mandado y le grita. -¡Espera!-, el niño sube a una limosina negra que estaba a unos cuantos metros y se aleja. Ruuuuun. Paco abre la bolsa negra y voltea a ver a la señora, ésta se acerca y observa lo que hay dentro…
ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…
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