Estoy frente al teclado, recitándole a mi alma, que se calme de tanto dolor, le estoy rogando que añore vivir, que no se caiga lángido y triste, muérete pero con orgullo, le digo, muerete con la dicha de haber amado con sinceridad, de haber sonreído a la nada y haber respirado la bondad de Dios, muerete sí, pero que no sea ahora, precisamente cuando había planeado hacerte realidad mis promesas, te prometí hacerte feliz alma mía, te había prometido no dejar te pisoteen tanto, y al sentirte viva dentro de mí, me doy cuenta que me crees, y creemos ambas que no por gusto se nos ha permitido ver este nuevo día, tan bello, iluminado, es en este día como muchos otros que me permito soñar y acariciarte.
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