Sentada entre los pequeños remilgos de mi pobre estancia,
huyendo en cada febril encuentro.
Desapareciendo.
Como si fuera posible que la idea desapareciera…
viendo en sus ojos mis ojos que ya no son míos,
sintiendo en su boca mi boca que ya es ajena,
desando un cuerpo en su cuerpo…
mi cuerpo que ya no me pertenece.
Pero aun así no desaparece,
se pierde en más ideas,
ideas que me invaden sin aviso,
que inclinan mi corazón a lo indebido
¿por qué se niega mi corazón a obedecerme?
Texto agregado el 14-11-2012, y leído por 124
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Lectores Opinan
14-11-2012
porque somos entregadas, pensamos que el otro hará lo mismo... a veces lo hace... en fin entonceS