Paso a ese lado y transparente me quedo pues no quiero que nadie vea lo que no puede ver.
No existo para quienes no tienen una mente despierta y dispuesta a entender que sólo he venido a contemplar como los de aquí viven y pasan el tiempo aprendiendo sin más.
¿ Quién soy Yó ?. Si me vieran me lo preguntarían y sin más yó contestaría:
Simplemente el ojo que todo lo ve, al que nada se le escapa, el que está atento a cada uno de los que yacen en esta escuela donde aprender es lo único que debe de haber en la conciencia de cada cual.
No hay mejor director de empresa que el que está ahí donde nadie lo ve pero donde todos se giran a veces porque algo sienten, ese ojo encima de cada uno, sosteniendo la mirada firme y sin pestañear.
La niña del pan que cada día viene y va es el alma de cada cual, que se presenta ante todos y suplica tan solo un pedazo de ese que cada día deja en la ventana de vuestro desván.
Yó se quién es esa niña, esa fiera cínica e incontrolada ó esa pacífica y sincera que solo tiene un espejo donde mirarse, un espejo llamado Tú.
Si, es el ser de cada cual, enfrentado al mismo Yó, como si fuera la conciencia que dictara a cada mente lo que queda ó no por hacer, lo que básicamente creemos que sabemos y que a veces no queremos entender.
Y Yó me quedo mirando como cuando la niña no recibe ese trozo de pan embarga a ese su dueño todo lo que tiene aquí, ó bien, como colma de bienes a quién en la más absoluta pobreza, teniendo un hambre voraz y recibiendo ese pan que no tiene cada día, la entrega con bondad un trozito de su caridad.
Que a nadie pille la niña del pan sin querer dar, porque entonces al final todo se lo quitará. Yó no la mandé a este lado, fuisteis vosotros los que la quisiteis aquí para que os enseñara que cada uno debe de dar de lo poco que tenga, porque ese poco de cada uno será el éxamen final de toda la humanidad.
Ahora me despido porque paso un momento al otro lado, no sin antes daros las gracias porque viendo que todavía hay humanidad el universo girando seguirá, continuaré entregando un sol y una luna, un amor y también una eternidad.
Firmado,
El ojo que todo lo ve.
Escrito por Carlos Them
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