Erase una vez, le contaba una abuelita a su nieta, un Alce y una Perdìz que se encontraron en un monte de casualidad.
La Perdiz nunca suele frecuentar èstos lugares, pero alli estaba y tambièn un Alce al que no se pudo dejar de hacerle vista gorda.Normalmente los Alces viven el el bosque, le continuaba relatando la abuela, rodeado de àrboles pero las Perdices no.El caso es que èstos dos ejemplares se encunetran y se descubren a pesar de sus diferencias.
Se frecuentan a menudo y siempre en el mismo lugar donde ambos acuden para el encuentro. De repente advierten que tienen un factor en comùn,la soledad.
El Alce y la Perdìz eran muy diferentes pero los caracterizaba el ser solitarios. Cada uno se movia en hàbitats totalmnete diversos èl, el Alce, en lugares frondosos muy verdes y cerca del agua; la Perdìz en cambio vivìa en zonas secas y rocosas donde no hay árboles, y nunca entraba al monte.
Asi y todo alli se habìan encontrado.
El carácter sedentario de ambos hace que, la perdìz se mueva en espacios reducidos, sin correr el riesgo de alejarse demasiado del grupo familiar e incluso por ser un excelente nadador,es capaz de bucear y atravesar brazos de mar para ir a instalarse en una isla próxima. Ell Alce en cambio no, èl por por su tamaño y sus patas tan largas deambula por todo el bosque en largos recorridos en busca de los alimentos, aunque no se puede afirmar que sea un buen nadador puede tambièn entrar al agua en busca de comida. Este era otro punto de factor que los diferenciaba, porque mientras èl se alimentaba desde plantas acuáticas, brotes tiernos a hojas de sauces,abedules, álamos, o hierba y helechos la perdìz en cambio practicaba caza menor.

Curioso que èstos dos animales se sintiesen libres y satisfechos en compañía. Lo cuerioso tambèn fuè que compartieron por años diferentes momentos, encuentros con amor, siempre con unión y cercanía entre ellos y una complicidad incomprensible para muchos y para ellos mismos.
De afuera se veìa como algo imposible con un Alce que mide entre 1,4 y 2,35 m de altura y llega a pesar entre 200 y 850 kg y una perdìz entre los 33-40 cm y un peso entre 420 y 550 gramos pudiesen frecuentarse. Ellos se sentian en armonìia y esas diferencias no les afectaba en absoluto. Hasta que un dìa el gran afecto que sentìan los hizo cuestionarse el llegar un poco màs lejos de ese idilio platònico incondicional.
Con entusiasmo lo iniciaron, se lo comuniaron a sus seres queridos y comenzaron a acercarse cada vez un poquito màs al otro. LLegaron a ir a visitarse a los lugares de cada uno, y fuè entonces que ese trato cotidiano les fuè marcando màs y màs las deferencias que tenìan y la distancia se hizo presente en sus vidas.

Ya no eran tan felices y no se sentìan libres, por lo tanto la complicidad tambièn habia mermado.
Les quedaba solo el amor? Eso tambièn se lo cuestionaban y no sabìan què hacer, no sabìan como encontrar una soluciòn a las diferencias y las necesidades de cada uno. Còmo? De què forma encontrar ese punto donde se sentìan plenos y sin tensiones? Querìan todavìa luchar contra las diferencias que les fueron apareciendo? Las habìan notado de un principio y ademàs no querían renunciar tanto al pasado? Podrìan lograrlo aùn lo quisiesen?
Muchas eran las preguntas, le remarca la abuela a la nieta, a quien se le caìan las làgrimas al escucharla. Ninguna demanda tenìa una respuesta concreta, simple o sincera -le sigue afirmando- porque el dilema tenìa como protagonismo a los sentimientos. Solo quedaba que ellos pudiesen mirarse hacia adentro para verse a si mismos y reconocer las diferencias de cada uno para luego aceptarlas y seguir adelante o regresar a su hàbitat olvidàndose el uno del otro.
Ya no se podìa volver a la amistad inicial; al parecer la Naturaleza no permite "pedirles peras al olmo" !!

Mia Minmina
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