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La tecnología le llego de imprevisto ahora las imágenes se ven y se toman en cámaras digitales, teléfonos celulares, las cámaras de rollos pasaron a ser objetos de colección en desuso; un fotógrafo tenía su negocio de revelado en una zona céntrica de la capital, se preguntaba si ya era hora de retirarse o cerrar el negocio, ya nadie revela sus fotos, ahora las cámaras digitales me han ganado la partida-dijo-. Tenía en su negocio cámaras fotográficas a las cuales había que ponerles rollos de 35 mm de 12,24 0 36 fotos, eran pocas las personas que llegaban a revelar sus rollos, de tal modo que únicamente tomaba fotos para retratos o para las que se necesitan en algún documento.
Salió a comprar sus implementos para el revelado de las fotos, pero cada vez se le hacía más difícil encontrarlos: el bañado, el fijado, el lavado y por último el secado, materia prima necesaria para revelar las fotografías, para el bañado le fue difícil encontrar el químico que usualmente ocupaba para realizar esa actividad, lo buscó por todos lados, fue de punta a punta por toda la capital y no encontró el químico, “ni modo, uno parecido voy a comprar”-pensó-al llegar a su negocio se sorprendió al encontrarse con varios clientes esperándolo.
-Ahorita los atiendo-les dijo.
-Mire señor quiero que me haga una foto para ponerla en retrato-manifestó la señora.
-De que tamaño la prefiere-preguntó el fotógrafo.
-La quiero de cuerpo entero-
Pasó la señora a un cuarto oscuro se acicaló, se arregló el cabello, tomó una pose y el fotógrafo interrogó: ”¿ya está lista?, mire a la cámara y no cierre los ojos”, un destello de luz blanca alumbró todo el cuarto oscuro y el sonido de “clic” se oyó después del destello de luz; “dentro de 48 horas le tengo sus fotos”-le dijo el fotógrafo-“muy bien nos vemos hasta entonces”-respondió-.Cuando salió la señora una pareja de ancianos que también esperaban tomarse una fotografía, dijeron:
-Seguimos nosotros-
-Sí, qué clase de fotografía desean-
-Mire don, queremos una para el recuerdo, que salgamos los dos”“ya estamos más para allá que para acá, queremos dejar constancia de cuando estábamos vivos”-expresaron.
-Muy bien pasen-les contestó.
El anciano adoptó una pose militar, puso su mano derecha en el pecho y el brazo izquierdo sobre su esposa, “a la cuenta de tres”-dijo el fotógrafo-“ya está, dentro de 48 horas se las entrego”. Otro señor que también esperaba fotografiarse se puso de pie.
-Pase usted-dijo el fotógrafo.
El señor se puso vaselina en su cabello, un poco de talco en la cara, preguntó al fotógrafo:
-Mire señor, tiene un saco y una corbata-
-Sí tengo-le respondió. Le llevó un saco tallado a la antigua y una corbata de dacrón con rallas.
-¿De qué tamaño quiere la foto?-le preguntó.
-La quiero de cuerpo entero y quiero salir como presidente-le dijo.
-Está bien entonces gire un poco el cuerpo a la derecha, levante la barbilla y mire serio a la cámara-
Luego una joven que también esperaba, tenía un perro con su collar y cadena, -pase señorita- dijo el fotógrafo.
-No es para mí la foto- dijo ella, quiero que retrate a mi perro.
-Muy bien-¿cree que se está quieto el chucho?-la interrogo.
-No se preocupe, está bien adiestrado-
Enseguida puso al perro encima de una silla de madera, lo peinó; pero el perro parecía desesperado, la joven le hacía señas y ademanes para que el perro no se moviera, en uno de esos intentos, el fotógrafo aprovechó y tomó la foto al perro.
-A ver como sale-dijo la joven.
-Esperemos que no salga movida-le respondió.
Unos jóvenes que estaban en el estudio eran los siguientes.
-¿Y ustedes que foto se van a tomar?-preguntó.
-Queremos una foto tamaño cédula-le respondieron.
-¿Para algún documento?-
-Cabal maitro para eso-respondieron.
Cada uno pasó al cuarto oscuro y el fotógrafo tomó las fotos,-regresen dentro de 48 horas-les recomendó.
-Muy bien gracias, no nos vaya a sacar con los ojos verdes, maitro-solicitaron los jóvenes.
-Como así-respondió el fotógrafo.
-Sí, con los ojos verdes sale uno en el estudio que está al lado del parque, le cambian el color de los ojos a uno-dijeron los jóvenes.
-No se preocupen, no va a pasar así-respondió el fotógrafo.
Después se dio a la tarea de revelar las fotografías inició todo el proceso empezando por el bañado, luego el fijado, después el lavado y por último el secado, al final las fotos salían de acuerdo a lo planeado, nítidas y claras, sin embargo observó extrañado los negativos, estos aparecían con unas machas de color oscuro, no sabía si eran por la intensidad de la luz o la película se había emulsificado por el contacto con la luz, le pareció raro, nunca le había sucedido esto, repitió el proceso dos veces y en el negativo siempre salían las machas oscuras en forma de puntos en las imágenes de las personas y del perro, al final pensó y pensó: “será el químico que compre”, a lo mejor no era de buena calidad.
Bueno, las fotos están bien, el negativo no lo entrego, a la gente únicamente le gusta que las fotos salgan nítidas; después de las 48 horas el fotógrafo tenía listas las fotos, observó de nuevo los negativos con mucho más cuidado, a la señora que le tomó la primera foto le aparecían unas manchas justo en el busto, a la pareja de ancianos al señor le aparecía una mancha al lado izquierdo, a la señora, la mancha oscura le aparecía en la cabeza; al señor que quería la foto como presidente le aparecía en la zona del estómago, al perro una mancha oscura grande le cubría el cuerpo, a los jóvenes las machas oscuras les aparecían en la zona de la cara y cabeza.
Pasaron los días y las semanas, el negocio ya no funcionaba muy bien, la angustia se apoderó por lo que con el dolor se su alma, tomó una decisión: “ya es demasiado, no puedo más, las deudas y pagos me agobian, definitivamente voy a cerrar”. En esos días que estaba por cerrar su negocio una mujer apareció diciéndole:
-Señor, fíjese que vengo a recoger las fotos de mi amiga que estuvo aquí unos días atrás, este es el recibo- el fotógrafo buscó las fotos y le dijo:
-Le voy a mostrar todas las que tengo a lo mejor la reconoce-
Poco a poco fueron viendo las fotografías y de repente dijo la señora:
-Esta es ella-
-Bien, ahorita se las doy-dijo el fotógrafo.
-¿Pero, y la señora de las fotos?-pregunto.
-Fíjese que yo las he venido a traer, ella lastimosamente murió de cáncer en el seno-
-Cuanto lo siento-expresó el fotógrafo, un tanto consternado.
Del mismo modo llegaron unos jóvenes donde el fotógrafo y le comunicaron:
-Venimos a traer unas fotos de nuestros abuelos, acá está el recibo-
El fotógrafo les mostró todas las fotos, de inmediato los jóvenes identificaron a sus abuelos, por lo que el fotógrafo contestó:
-Ahorita les entrego las fotos- y con un poco de curiosidad les pregunto por los ancianos.
-Los jóvenes respondieron:”fíjese que murieron semanas atrás, a mi abuelo le dio un ataque al corazón, a mi abuela le dio un derrame cerebral, por eso vinimos nosotros a recoger la fotos, para tener un recuerdo de ellos-
-Cuanto lo siento-les dijo el fotógrafo.
Al siguiente día otra señora se acercó al estudio, con recibo en mano le dijo:
-Vengo a recoger unas fotos de este señor-
-Ya se las muestro y me dice cuáles son para entregárselas-respondió el fotógrafo.
-Este es, el que tiene la pose de presidente-dijo la señora.
Entregó las fotos, con un poco de vergüenza y curiosidad el fotógrafo le preguntó por el señor.
-Murió de cáncer en el estómago-le dijo la señora.
-Cuanto lo siento-respondió el fotógrafo.
Días después el fotógrafo reconoció a la joven dueña del perro fotografiado le dijo:
-Las fotos salieron bien, no están movidas-notó a la joven un poco triste y apática.
-Si están bonitas-respondió la joven.
-Ahorita se las entrego, ¿pero, porque esta triste?- preguntó el fotógrafo.
-Ya solo en fotos voy a poder ver a mi perrito, lo atropelló un autobús la semana pasada-
-Que lástima y cuanto lo siento-respondió el fotógrafo, acá están sus fotos.
Cuando estaba guardando los implementos y accesorios para cerrar el negocio, la curiosidad lo hizo buscar los negativos de las fotos que había tomado, buscó en un estante pintado de color negro cuya madera ya se había dañado por el correr de los años, apartó unas telarañas y sacó los negativos de la caja, observó el de la primera señora la que tenía una mancha negra en el busto, “ésta, murió de cáncer de seno”-meditó-;en el de los ancianos, las manchas del señor estaban en la zona del corazón, a la señora, la mancha le aparecía en la zona de la cabeza, “el señor murió de ataque al corazón, la señora de un derrame cerebral”-reflexionó-; al perro, la mancha lo cubría completamente, “el perro murió atropellado”-dijo-; y así observó los otros negativos, una sensación de extrañeza y asombro le embargó todo el cuerpo. Las zonas donde aparecen las manchas en los negativos concuerdan con los motivos de muerte de estas personas, igual al animal-dijo-“son puras coincidencias”-pensó-“ojalá no vengan a traer las fotos de los jóvenes, ni pensar si les pasara algo a ellos, ojaláִ que no”; guardó los negativos en la caja y los colocó de nuevo en el estante.
El último día en su negocio el fotógrafo había sacado casi todas las cosas de su estudio, se dirigió al cuarto oscuro donde tomaba las fotos y vio una cámara polaroid que toma fotos instantáneas, “una foto para el recuerdo de mi último día en el negocio”-dijo-puso la cámara instantánea en un trípode, tocó el botón de automático y adoptó una pose para sacar la fotografía, de presto, del estante color negro y viejo una caja se cayó, cuando la iba a recoger, el destello de luz tomó la fotografía, ”bueno, esta va a salir mal”-dijo-puso otra vez la cámara en automático, se puso muy derecho y el destello de luz tomó la fotografía, “esta va a salir bien”-dijo.
Esperó unos 5 minutos y la cámara sacó las 2 fotografías que se había tomado, poco a poco se fue revelando la imagen del fotógrafo, pasó de un color blanco a un gris, hasta que las imágenes habían tomado los colores naturales, el fotógrafo observó las fotos, en una había salido de costado y en la otra de frente, notó una machas oscuras en las fotos, en la que estaba de costado, una macha oscura le aparecía por la zona donde se ubican los pulmones, en la que estaba de frente, un mancha oscura le aparecía por la zona donde se ubica el estómago e hígado, se sorprendió mucho y una sensación de alivio y paz le llegó al fondo del alma; tomó las fotos y las guardó en la bolsa de su camisa.
Cuando estaba en su casa el negocio de su estudio fotográfico; le trajo añoranza y un poco de melancolía, buscó las fotos que se había tomado por última vez, las encontró dentro de un libro viejo de fabulas y leyendas, cuando sacó las fotos las observó y la tristeza lo volvió a embargar, fue a la alacena de la casa, se dirigió al patio, se sentó en una mecedora de caoba, vio las fotos por última vez, tomó una trago de licor, encendió un cigarrillo con un fósforo y dijo:
“al menos ahora se dé que me voy a morir”.


Texto agregado el 08-11-2012, y leído por 238 visitantes. (0 votos)


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