Poema para el presagio de una ruptura

Es hora que sepas
que hay que ser artista hasta la punta de los dedos
para esculpir alegrías cuando la carne está triste
y tu no eres esa clase de artista.
Además,
tu carne no se alegra esculpiendo alegrías en un hombre
que a la hora en que el amor, a quemarropa, pide
beber en la fuente del verdadero placer,
no sabe contigo qué hacer.

Con ese hombre que se acuesta en tu cama te contradices mucho,
pero al fin y al cabo no contradices nada:
las verdaderas contradicciones se hallan implícitas en el amor.

Amiga
paloma presa en una trampa alimentada de prejuicios antiguos
que en otros espacios estarían colgados en pose de objetos anacrónicos,
amiga,
en la sensibilidad herida
tú no estás desilusionada
ni desposeída,
entre las honestas
la más honesta eres.

No eres marioneta.
Vibras.
Sonríes y brota de tu sonrisa
gotas reprimidas de melancolía
ansias escondidas de vivir
y das deseos de hurtarte
llevarte a lo más recóndito de ti misma
para que busques y descubras el amor que hoy se te niegas.

Amiga
paloma en palomar ajeno
te digo con la más fiel de mis convicciones
que de una mentira puede vivir el hombre al que brindas tu carne triste, pero aquel que se sumerge en ella puede que jamás salga a flote
y tú tienes que verlo todo.

Ya está al sonar la hora
y es este poema que te escribo un presagio de ruptura de un momento
con el que has tratado de y no has podido convivir
porque entre él y tú un camino se bifurca
y tendrás, por ley de vida, que alzar vuelo, unirte a palomas de tu clase.

Amiga
perdona que te lo repita
pero tú no sirves para esculpir el cuerpo de un hombre que no amas.

22.3.80