Pinta el cielo con el alboroto
de tus vanidosas alas albas,
con tus plumas de nieve,
con una sonrisa coqueta.

De colores casquivanos,
tu mirada alumbra el océano,
tan sincero como el verano
donde nacieron saturnias.

Hija de la lluvia tempestuosa,
de las avalanchas húmedas,
danza entre polvos de diamantes
bañada en rayos de sol.

¿Quién podrá tocarte
a ti que arrastras alegrías
y escondes en tus cabellos
los misterios de un haz de luz?

En los días más grises
me muestras tu sonrisa bizarra
como si de cabeza jugaras
colgada entre las nubes.

La promesa que escondiste
aún la guardas en tu pecho,
¿volverás a aparecer cuando
se mojen las mejillas de los niños?