La nave había perdido el rumbo, la carta de navegación ya no tenía sentido, no sabíamos a donde íbamos, pero mi intuición y algunos cálculos hechos hace unos años me sugerían que estábamos en la zona de Andrómeda xyw-v donde a pocos años luz estaba una gran gigante de neutrones, un presagio terrible, para las dos opciones que teníamos, de entrar en su órbita seguramente seriamos destruidos al chocar contra la estrella como un mosquito contra una mano, la otra, la estrella había colapsado ante su propia gravedad y su propia forma y masa se habían desvanecido en aras del incremento de su propia densidad, esta ultima creo era la correcta porque nuestra velocidad inercial crecía en vez de disminuir de manera constante como predeciría un cálculo newtoniano.

Y como unos nadadores a la deriva en unos rápidos nos acercábamos a la caída libre, solo que comenzábamos a girar en vórtices no coriolis es decir no siempre en la mis dirección sino alternada unas veces en el sentido de las agujas del reloj y otras en sentido contrario. Y ya no quedaba la menor duda, éramos tragados por un enorme hueco negro.

Si tan solo pudiera sobrevivir para contarlo, la astrofísica lo agradecería…

¿Nos desmembraríamos en átomos o moléculas?

¿Colapsarían los electrones contra el núcleo?

¿Que pasaría en cambio si el vencimiento de las fuerzas nucleares fuertes nos repelían y nos devolvían al universo normal? , que creen, en vez de miedo sentía ansiedad por ver como colapsariamos, hasta podía resultar positivo y y nos encontramos un efecto túnel, que nos lleve a otra dimensión o quizás...sencillamente a Dios.