El aguijón
Ignus comenzó, inexorable, empujó la primera ficha fatídica y la espiral de asesinatos y seducción formó en segundos un tornado que crecía como una bola de nieve, removiendo todas las letras, formando palabras, frases, cuentos.
El águila, forma de escorpión cuando llega al nirvana de los horóscopos, y deja de clavar y clavarse el aguijón a los demás y a si mismo, cayó en manos de una de las fichas del dominó gigantesco, Andrurdna, capicúa y mujer que embriagó al Aguilagris, pues se conocieron en noche de luna llena, cuando él se enamoraba rápidamente y comenzaba a escribir poemas con la mano derecha, y secarse el sudor compulsivo de la vergüenza con la izquierda.
Vihima y Entinieblas se escondieron en la oscuridad más profunda, espiando a Spirits; Aguilagris recordó como de su equipo salió Beautysname (que le gusta hipnotizar a la gente para que actúen cruelmente) y le echo de la partida haciendo sufrir horriblemente a Yosoyasi2, arrancándole sus plumas.
Esto enfadó al águila que buscó a la mujer del bonito nombre, para hacerle pagar por su osadía; cuando la encontró, la miró a los ojos henchido de venganza y crueldad, pero el deseo venció y Beautysname le hipnotizó para ser cruel con la primera persona de la que se enamorase.
Los ojos fulgurantes de Beauty prendaron al águila que comenzó a besarla con fruición, su abrazo delicado comenzó a rodearla y su aguijón maldito se irguió como un falo enhiesto.
Aguilagris cogió las dagas materializadas por Angelador; el águila, volvió a su primitiva condición y asestó el golpe final, directo a la yugular de Beautysname, haciendo una x en su dulce cuello que antes fuera pasto de sus besos, mientras besaba sus labios, rendidos al encanto de la intensa mirada de su amado y asesino.
Aguilagris |