Veo girasoles iluminados,
destellos del que fue su bello rostro,
fugaz, brillante cual dorado rayo
alumbrando la limpia superficie
del verde mar, ora negro, manchado.

El mar manchado de las negras perlas
derramadas por el cielo
al ver tan triste destello
en la mirada de hombres
que siquiera se dan cuenta que tienen.

Destello brillante en ojos
de personas que, distantes,
miran la vida, errantes,
sin pensar después de todo.