“Sí la muerte me anda anunciado los pasos”…, “caballo de patas blancas con herraduras de acero” se oye en la rocola del bar, uno de la zona céntrica de la capital, lugar donde convergen la mayoría de bebedores “sociales”, “diarios”, “ocasionales” ,“empedernidos” en fin, a cambiarse la mente mediante las bebidas espirituosas y salir de la realidad habitual, los problemas laborales, sociales, maritales, religiosos; empieza la ronda como todas las demás, los primeros vasos y botellas se sirven como llamarada de tuza, se los toman como si fueran unos legionarios extranjeros en el desierto, en los labios se les observa la saliva casi sólida alrededor de la boca. “Yo invito”-decía uno de los bebedores-“la primera la pago yo”, sabiendo que mientras la malta y el lúpulo no le afecten su cuerpo todavía es un líder de la mesa por ese momento.
Pasa la gama de comida para acompañar a las bebidas, la mayoría pide fruta, ”tráiganos fruta por favor”-dicen-como si supieran que las demás bocas hechas de frituras y llenas de aceite les vendrían mal para su salud ( la salud se basa en no comer comidas con aceite).”¿Cómo quieres que me cure del colesterol? si para estar con buena salud hay que tener una dieta”-dice un bebedor- de esas que salen en los programas matutinos de TV, es por gusto, si trabajamos de 8 a 4 todos los días ¿cómo vamos a poder rebajar?
Se resignaban a hacer la rutina diaria, es más para que complicarse la vida; fijaron su mirada en la camarera que les servía las bebidas, parecía una musa griega que los tenía casi hipnotizados con su forma de caminar, la forma de cómo les sirve la fruta, como lleva la bebida que más adelante les dará más valor, para confesarle que les gusta, que les agrada, sabiendo que esas expresiones de amor están influenciadas por las bebidas y los tragos, es una novela personal que viven en ese instante y que les dará una virilidad mental que no sienten todos los días.
La sensación sobrenatural, infrahumana los sentidos: la vista, el oído, el habla, parecen menguar ante la influencia de bebidas servidas fielmente por la mesera, es una bruja poniendo una pócima mágica a la bebida, es vista como una diosa pintada por un artista del siglo XV. Pasan los minutos, las horas, hasta que la conversación ha llegado a un punto donde ya casi, sin excepción han arreglado los problemas del país, dice el más embriagado de todos: “¿porqué el presidente no asigna una persona para que apunte las situaciones de las que hemos hablado?”. Es la sensación más sublime de la embriaguez, la forma de hablar, oír, caminar zigzagueando, no ver la realidad en la rutina diaria de la vida, han escapado de la realidad que los aturde por el momento; se olvidan de los pagos, de las deudas, de los recibos del agua, luz teléfono, cable, la realidad escapa a los consuelos del Dios Baco, que ya ha hecho mermar las mentes y pensamientos, la cordura es la que más falta hace en esos momentos, la realidad es otra, es una mente atrofiada por el exceso del alcohol, la cerveza, como si la cerveza fuera una excusa que los egipcios ocuparán para mantener su reinado.
-¿Nos vamos compadre?- le pregunta el acompañante.
-si cherada ya estuvo suave, vámonos, porque las mujeres se enojan si llegamos tarde-le respondió.
-paguemos la cuenta, partes iguales nos toca verdad-
-llaman a la mesera (para ellos la musa o diosa griega en sus mentes) “tráiganos la cuenta por favor”-le dicen.
-¿Le dejamos propina? -
-como de que no, se lo merece-dicen los dos.
El único que tenía automóvil se sube, no sin antes ver una forma delgada, una silueta que ya conocía, es la mesera o se parece a ella, solo que más delgada de la cara y del cuerpo.
-¿adónde va?-le preguntó la silueta.
-voy por el lado norte de la ciudad-le respondió.
-¿me puede llevar?-le dijo la silueta.
-sí claro, suba no hay problema-vámonos le contestó.
Ya en el camino vio a la silueta o mesera bien callada como si no quisiera entablar conversación con él.
-¿que le pasa?-le preguntó.
-no, no es nada es solo que…-a propósito ¿cuánto bebió ahora?-le preguntó la silueta.
-el respondió: lo mismo de siempre no mucho-
-ahh que bien, se ha preguntado ¿porqué ha decidido llevarme?-le dijo ella.
-no sé- para llegar más temprano a su destino pienso.
-a eso quería llegar-le respondió la silueta, cada quien tiene su propio destino, usted ya puso el suyo en mis manos.
-¿cómo así?-dijo él sorprendido.
De repente vio las calles dobles, de las luces de los semáforos ya no podía distinguir el rojo del amarillo, el verde del rojo, las luces de los rótulos luminosos se le abalanzaban como criaturas de neón y sicodélicas, la cabeza le daba vueltas, los ojos se le pusieron llorosos, vio al lado y la mesera se había transformado en un forma cadavérica, un montón de huesos blancos descarnados, con una manta negra sobre ellos.
-Este es tu destino-le dijo, cada quien juega con él como le parece, tentándolo a veces, jugando con el como si fuera una ruleta rusa, a veces lo llaman demasiado pronto, a veces muy tarde; pero al final ¿Que es el destino?, una fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos y los sucesos que éstos enfrentan a lo largo de su vida; soy la que hace esos inevitables acontecimientos de la que ninguna persona puede escapar, ¿es más crees que puedas escapar ahora?
La piel se le puso como carne de gallina, la temperatura corporal le bajó a tal grado que un frio escalofriante le recorrió toda la piel y la venas, -hoy si ya me tocó –exclamo; el carro parecía conducirse por sí sólo, porque las manos frías y heladas no lo podían conducir; “ahora que se necesita un retén o una patrulla policial brilla por su ausencia”-pensó-.
Al día siguiente amaneció acostado en la cama, se despertó con un dolor de cabeza punzante, con un sabor amargo en la boca, con un malestar estomacal, no comprendía si fue por los tragos, las bebidas o por el susto que pasó la noche anterior, se tocó con las manos de pies a cabeza, la parte de atrás y en las bolsas para ver si todavía tenia la cartera y las llaves de la casa, vio el cielo falso blanco y la luz blanca de la lámpara le segó los ojos.
Se levantó del sofá, se dirigió a la ventana de la sala, con un poco de miedo, angustia y desesperación, se paró al lado y con la mano izquierda apartó la cortina muy despacio, vio el automóvil en el parqueo, salió asombrado, lo revisó de atrás para delante y de adelante para a atrás, no tenia ningún golpe o percance del cual pudiera preocuparse. Suspiró más relajado y tranquilo, exclamó: “¡de la que me he salvado!”.
-¿pero, la aparición que tuve anoche?, fue solo un sueño entonces-“ya no lo vuelvo a hacer, he tentado al destino, al destino no hay que tentarlo o llamarlo demasiado temprano” -dijo en voz alta-.
Después de cambiarse y asearse salió en el vehículo para el trabajo, cuando se detuvo en la luz roja del semáforo, la silueta de una mujer pasó por la pasarela frente al vehículo, le pareció conocida, ésta le guiñó el ojo derecho y le hizo la señal de que la llevara.
-¿para donde va?-le dijo él.
-la silueta le respondió: “para el sur de la ciudad, ¿me puede llevar?”
-bueno pues, suba no hay problema- le dijo.
-ahora es de día no creo que el destino me quiera llamar o jugar una mala pasada, además tuvo que haber sido solo un sueño.-dijo en voz alta.
-Destino-le dijo la silueta, con una voz sensual menciono: “esa fuerza sobrenatural e inevitable del que ninguna persona puede escapar…”
El la escucho y le vio la cara de reojo, en sus adentros pensó:”¿podré esquivar a la muerte esta vez…?”
|