Mamá me beso la frente, me di la media vuelta y comencé a caminar hacia el largo pasillo de paredes blancas y muchas puertas grises que me llevaría hacia el recibidor donde para mi desgracia ya me esperaba aquel monstruo que todos conocían con el nombre de Laura.

-Melani llegas tarde, como siempre, me haces esperarte aquí como si yo tuviera tiempo como para estarlo desperdiciando en ti y la demente de tu madre.
-No la llame así-exclame gritando
-Acostúmbrate niña porque eso es lo que es, por eso está aquí en este mugroso loquero - Laura me tomo bruscamente de la mano, me jaloneo y me forzó a caminar al mismo paso que ella para y salir caminando por la puerta del hospital psiquiátrico los ángeles.

Laura, era una horrible señora de unos 50 años que siempre andaba mal encarada, bajita de estatura y de espalda bastante ancha, con el ceño fruncido y largo cabello negro que siempre llevaba recogido en un chongo sobre la nuca, y su ropa nunca cambiaba, negra como su alma .Laura era lo peor que me había podido pasar desde que llegue a este orfanato, se divertía recalcando el hecho de que mamá estaba en un hospital psiquiátrico, era gracias a ella que todas las chicas del lugar se burlaban de mi y solían llamarme loca, chiflada, lunática entre otros muchos apodos, era Laura también quien me dejaba sin comer hasta dos días si no tendía correctamente la cama o me hacia bañar con agua fría en pleno diciembre solo porque ella necesitaba de más agua caliente .En el orfanato se suponía que no se nos podía pegar pero a Laura nunca le importo siempre caminaba por los pasillos con su fuete en mano , yo tenía varias marcas de este en la espalda y en las piernas pero a nadie le importaba. Un día me rompió un dedo de un pisotón ya que no le gustaba como es que estaba limpiando el piso y lo mas reciente que me había hecho era encerrarme en la bodega de los víveres durante tres días acompañada únicamente por las ratas, odiaba sus castigos, la odiaba a ella pero lo que más odiaba era no poder ver a mi madre por su culpa.

Mi vida no era precisamente algo digno de envidiar pero después de algunos años cualquiera se acostumbraría a vivir así, comencé a disfrutar el dolor que me provocaban los azotes de Laura, era fascinante ver su cara de asombro y de enojo cuando me pegaba, yo reía a carcajadas, ella aumentaba la fuerza del azote pero yo solo me divertía mas , cada vez intentaba hacer algo que de verdad me lastimara: me apagaba las colillas de sus cigarros en las piernas, rompía vasos y me hacia recoger los vidrios con los manos, hasta la última de las astillas ; incluso alguna vez uso un collar de castigo para perro conmigo pero mientras más creativa se ponía ella más dura me volvía yo , todo valdría la pena , el día que por fin cumpliera 18 me podría largar de este maldito lugar, podría hacerme cargo del cuidado de mamá y podría escupirle al mugroso orfanato y a Laura en la cara .

Año tras año transcurrían uno casi siempre igual al otro, yendo del orfanato al hospital psiquiátrico resistiendo a la maldita de Laura al igual que las crisis de mamá, ella quedaba muy mal después de estas inclusive algunos días después a mi me tocaba verle sedada, no me reconocía y no podíamos hablar , eso me partía el corazón y me hacia llorar terriblemente, ni siquiera los años me habían podido quitar esa mala costumbre, pero eso era algo que nadie, además de mamá sabría.