He caminado errática durante largos años, entre el susurro y las sombras, entre el abismo y la nada; le he murmurado al viento cosas extrañas, de mi mundo de princesas y las hadas que me cantan, le había contado de aquel caballero lejano, que sé que me encantaría, le había pedido un momento para poder visualizarlo y sin embargo, nunca lo hizo...
Encontré senderos tan iluminados que creía que me llevaban a buen puerto, lleno de luces coloridas y aromas encantados, pero al final del sendero ni un rastro de las estrellas, ni las nubes del horizonte me marcaron tu paso...
Heme aquí rendida a tu mente y tus encantos, acariciando la suave brisa, de los años mas lozanos de dos corazones cicatrizados, en el medio del camino y casi a punto de acabarse, descubrí que si cruzaba el mundo podría encontrarte y aquí estamos hoy, con el amor rejuvenecido y las ganas hinchadas, con la ternura de los niños y la protección de los padres, con la mirada trasparente, sin miedo, sin prisa, sin complicaciones, con la satisfacción del saber que mañana, cuando la tarde caiga y la noche se levante, estaremos ahí, uno al lado del otro y me darás un beso mientras me rindo al Padre con la certeza intacta de que aún después, tomarás mi mano y me invitarás a comenzar el viaje. |