El mendigo
En un alejado rincón de la urbe con su alocado trajinar
Yace en un rincón cual pájaro herido, el viejo Miguel
Silencioso cubierto de mugre, pero veiase inmensamente feliz
El dormitaba bañando con sus sueños, alocadas parodias
De viejos cuentos de las mil y una noches y el genio locuaz.
Es lento su nuevo despertar, se despereza muy lentamente
Levanta sus bártulos, comienza a caminar en charla y soledad
Mientras a todos tiende sus manos, esperando unas pocas monedas
Y con su sonrisa de par en par, diciendo cosas incoherentes logra su fin
Otrora un genio de las letras, un escritor vivo, vivaz, hoy solo un mendigo
Que es lo que dejó detrás, pero solo el silencio responde, su voz callará.
En silencio cubierto de polvo, su barba enmarañada esconde su cara
Tal vez olvidada por quienes alguna vez, hasta, tal vez, lo amaron
Y el cómo lázaro cada día el sol le dice levántate Miguel, haz tu faena
Y él con paso vivaz en incoherencias y su sonrisa se comienza a alejar
Pasa a mi lado y me pregunto ¿Puede el ser feliz? me devuelve su sonrisa
Siento angustia de no poder ayudar, y me digo tal vez sea más feliz que yo
Ray
Para ti viejo Miguel a tu memoria.
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