Es hora de partir, porque así me lo imponen las manos,
los brazos pesantes, el corazón.
Es hora de voltear para recordarte que no es un jamàs
o un ratito o un hasta la vista querida,
sino una imposición de las manos,
con los brazos pesantes envueltos de corazón.

Es hora de decirte adiós,
con los resultados de nuestras facetas,
en la que tú me dices, tal vez mañana
en la que yo digo, ciertamente cierto.

Es hora de pedirte un recuerdo,
algo amanecido en tu pañuelo lleno de fantasía,
con ese sudor tuyo que es parte del pasado
y con esos besos míos recubiertos de intimidad.

Derretirnos en esta despedida,
que nunca serà despedida
porque todo lo que fue
puede sin querer queriendo,
por la voluntad de los atómos
por el movimiento del autunno(otoño)
ser otra vez lo que fuimos
una zuela en un calloso y limeño zapato.

*Por cierto yo soy el calloso y limeño zapato.