El Placer de mi Dolor
Es como sentir un pedazo de seda en la espalda en esas noches que el insomnio se sienta a platicar conmigo.
Es un paraíso, el final de un camino árido de sudor y sed que se convierte en brisa y aire fresco.
Es debilidad en las fuertes piernas de un atleta, sacudida de rodillas, calambres en mi sangre.
Es querer atrapar un asteroide que se precipita contra el suelo, aventarse de una montaña planeando en parapente.
Son libélulas en el estanque, rinocerontes que bailan una cumbia, zorrillos que se visten para una fiesta, delirios de mi realidad.
Es la primera carcajada de un bebé, la luz que se le ve a un niño cuando toma un helado devorándolo con ansias.
No, por favor guárdala en tus labios, no la quiero, no la necesito, no la deseo, no la añoro…
No la saques de su vitrina porque si la expones, podría tomarla y morderla hasta despedazarla a besos.
No me regales tu sonrisa, no, por favor, porque ya no sé como quitarla de mi cabeza, de mis días, de mi camino.
¿Cómo sobrevivo a tu sonrisa si nunca será mía?
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