Hoy es uno de esos días en los que mi corazón se agranda más y más; se agranda tanto que puedo sentir la sangre más licuada, inundando cada rinconcito de las células de mi cuerpo, gorgojear como un pajarillo feliz...
He vuelto, después de dos meses de correrías, a mi hogar, con la promesa de una reunión familiar, todos en revolutum casero. Habrá voces, lloros de niñas, de esas pequeñas hadas que invaden mi territorio, adolescentes presumidas y chillonas.
Preciosas ellas, hurgarán en mis cosas, probándose aquello que les gusta, adueñándose de lo que les resulte más bello.
Larguísimas sobremesas, novedades y cuentos infantiles...Chocolate caliente, churros crujientes y alguna que otra receta culinaria que la abuela trae de esos viajes, a veces eternos, de los que siempre regresa con el corazón más grande y alguna arruga delatadora que se autoinvita a quedarse.
Hermoso es este día, ya noche, fría, lluviosa, evocador de un largo invierno.
Es tiempo de estar en casa, de volver a los amigos, a los libros...al amor... |