PASAJES DE INFANCIA (Novela) - Cap. V
"MAMPARO, BARRIGA DE PALO"
Entre la edad de seis o siete años, cuando realizaba mis primeros grados de estudio en el internado del albergue infantil Santiago Apóstol, vivía quizás una de las experiencias más tristes y amargas de mi vida. Pero son muchas las anécditas que guardo de aquel lugar, que a pesar de todo hoy añoro y recuerdo con nostalgia.
Dentro de esas vivencias, de aquellos días duros y difíciles, recuerdo la de un señor que vivía al lado del albergue, al cual le decían por sobrenombre “Mamparo”, y al que los niños también le apodábamos "Barriga de Palo”. Pues, ”Mamparo, Barriga de Palo" era un señor bajo, rechoncho y cabezón que tenía su casa y su corral de vacas en la parte trasera del albergue, cerca del campo yermo donde los niños jugábamos en los días libres y a la hora del recreo.
Como cada mañana, después de levantarse, Mamparo se dirigía a cuidar y a vigilar a las vacas, así como a darles melaza, lo cual era motivo de risas y de burlas para para todos. En ese momento, cuando el señor de las vacas salía a la vista, la algarabía de niños en el recreo de pronto se veía interrumpida. Era un espectáculo impresionante ver a "Mamparo", cuando llegaba con la panza grande y redonda al descubierto y la cabeza toda pelada. Yo no podía contener la risa, a pesar de ser un niño tímido y callado, al ver como aquellos chiquillos inquietos y traviesos le gritaban una y otra vez en voz alta: "Mampalo, Barriga de Palo", "Mamparo, Barriga de Palo", mientras el pobre hombre ardía en colera porque no podía comprender la ingenuidad de los niños. Y más nos moríamos de la risa cuando veíamos que "Mamparo" se caía, tropezando a veces distraído y dejando caer la melaza, y ver como resbalaba muchas veces sobre ella, o ver su cara de pánico cuando de pronto se espantaba y se asustaba con el mugir de las vacas. De todo esos recuerdos del albergue infantil, ésta fue una de las pocas cosas que me divirtieron e hicieron reír, ya que casi el resto de la historia en aquel lugar fue motivo de soledad, angustia y tristeza para mí.
De mis "PASAJES DE INFANCIA"
Para Anabel, Aidee y Édely |