Moja el viento y los cielos comienzan a ceder. La tierra abajo distante y ausente parece mutar entre ilusiones de azul. Y la luna triste y sola ilumina tímida como una caricia a un mar que trata por momentos de levantarse y caminar entre los árboles. Sobre la oscuridad existen parajes nítidos surrealistas de pinturas monocromáticas queriendo soñar entre demonios dorados, alados… Cúbreme con un abrazo, el frio de la mañana es tan intenso que temo me convierta en eco entre el aliento de las piedras. El sabor del aire se intensifica cuando mis sentidos se reflejan entre espejos cóncavos repletos de una libertad inconsciente, vulnerable… Existe un teatro que en escena un acto final termina sin aplausos apenas un silencio interminable concebido en una nostalgia ordinaria… De un sueño partido por el llanto de libélulas magenta que olvidaron por un momento su lugar, su tiempo, su completa soledad…
Texto agregado el 29-10-2012, y leído por 287 visitantes. (7 votos)