La oficina.
Resumen de lo publicado hace mucho:
Soy el Jefe de Relaciones Laborales de una pequeña empresa. La empresa es propiedad de mi tío.
Soy un trabajador abnegado y fiel.
Sufro una terrible enfermedad llamada Satiriasis. Consiste el estado de excitación morbosa de los órganos genitales masculinos, que impulsa al individuo a la consumación frecuente del acto venéreo. ( Esto, al menos, es lo que dice el Diccionario Enciclopédico Sopena, tomo V, pág. 199).
Por motivos que no vienen al caso, estuve de vacaciones forzadas hasta hoy, que deberé presentarme a trabajar como asesor del nuevo Jefe de Relaciones Laborales, que es mi buen amigo Gómez, el Gordo.
Este título de asesor me pone en un aprieto. No sé si yo lo debo mandar al Gordo o es él quien me dará las órdenes a mí. No importa. En el camino se arregla la estiba, decía un amigo camionero y así no más debe ser, porque este amigo ya no maneja camiones, se hizo sindicalista y ahora tiene ganas de ser Vicepresidente del país.
Mi querido y respetado tío se está por casar con Lola, que es una chica que le presenté yo.
No conozco al nuevo Gerente. Sólo sé que se llama Daniel Joison.
Espero que no sea pariente de la Delia.
Mi secretaria, ¡bah! mi ex secretaria Lorena, ahora es la novia secretaria del Gordo Gómez. Dicen que se van a casar.
Ethel, la Tesorera está viviendo con el cadete de Contaduría al que le lleva treinta años.
Terminados los chismes, paso a mi primer día de trabajo, después de mis vacaciones.
Lunes, 8.45 hs. AM
Me reciben con grandes muestras de alegría. Trato de subir al ascensor, pero ya está lleno y nadie se comide a dejarme su lugar. No importa. Para el próximo viaje seré el primero en la fila. No hay nadie en la oficina de Relaciones Laborales. Me siento a esperar.
9.30 AM.
Llega el Gordo Gómez de la mano de Lorena. Me saluda secamente con un apretón de manos, bastante falso. Lorena me da un beso en la mejilla, pero la noto distante.
El Gordo me dice:
—Edy, tendrá que pedir a Mantenimiento que le pongan un escritorio en alguna parte… Quizá en el primer sub-suelo…
—Lo lamento, Gómez. Soy el Asesor de la Empresa. Me reporto exclusivamente con el Presidente de la Compañía, mi señor tío. Me quedaré en esta oficina que yo remodelé e incluso le hice construir un baño con puerta blindada, que costeé de mi bolsillo. Así que ya puede ir buscándose otra oficina para Ud. y la secretaria de Relaciones Laborales. A propósito, señorita Lorena. Publique un aviso pidiendo secretaria para mí. Luego que lo haga, busque, por favor, en el Reglamento del Personal, el artículo que dice que los empleados se abstendrán de tener relaciones personales con otros empleados y que no pueden trabajar familiares en la Empresa.
Lorena asintió enrojeciendo. El Gordo Gómez se puso verde de furia, pero se tuvo que contener. Yo estaba seguro que correría a llamar por teléfono a mi tío, pero se iba a llevar una sorpresa. Mi tío se fue de vacaciones al Brasil sin dejar ninguna dirección. Así que el Gordo maldito, por ahora tendrá que obedecer.
¡Yo le voy a enseñar quien soy!! No es que me agrade hacer líos, pero lo justo es lo justo.
Y yo tengo mi lugar ganado hace muchos años en la empresa.
¿Qué se creyó?
Cont.
|